Los equipos técnicos y operarios de conservación de carreteras procedieron, pasadas las 15.45 horas de hoy, a la apertura al tráfico del 2º Cinturón de San Sebastián. Más de 4.000 personas han trabajado durante más de tres años para construir una autopista de 17 kilómetros de longitud, con una inversión de 350 millones de euros, que descargará más de 40.000 vehículos diarios de la variante donostiarra.

El diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano, y el diputado de Infraestructuras Viarias, Eneko Goia, participaron esta mañana en el acto oficial de inauguración de la nueva "variante" de Donostialdea, que tiene enlaces con la actual AP-8 en Errenteria y Aritzeta, la N-I (Lasarte-Oria) y la Autovía del Urumea (Astigarraga).

En su intervención, Olano aseguró que el Segundo Cinturón es "una infraestructura de primera division" y remarcó que es "un chute de autoestima y de reafirmación" para Gipuzkoa. "Hemos sido capaces de abordar una infraestructura extraordinariamente compleja técnica y socialmente, lo hemos hecho juntos y es un avance sustancial para el territorio", aseveró.

Por su parte, Goia consideró que la apertura de esta carretera es "vital" para los barrios periféricos de la ciudad, donde vive "un porcentaje muy elevado de donostiarras". "Su conexión con los demás barrios, sus desplazamientos para ir a trabajar, van a dejar de ser maniobras de alto riesgo para muchos miles de personas que hoy suspiran de alivio dos veces al día, una cuando llegan a trabajar y otra cuando llegan a casa", afirmó.

Eje transnacional

La apertura del 2º Cinturón y su integración con la AP-1 y AP-8 permite establecer el corredor Irun-Eibar-Vitoria como la principal conexión vasca en el eje transnacional norte-sur. Esta infraestructura absorberá más de 40.000 vehículos diarios de la variante donostiarra, la mitad de su actual tráfico, principalmente transporte pesado y tráfico de paso por Gipuzkoa.

La nueva "variante" de Donostialdea tiene enlaces con la actual AP-8 en Errenteria y Aritzeta, la N-I (Lasarte-Oria) y la Autovía del Urumea (Astigarraga). A partir de hoy, será un elemento clave para reordenar el tráfico en Donostialdea y el conjunto de Gipuzkoa.

La apertura del Segundo Cinturón y su integración con la AP-1 y AP-8 permite establecer el corredor Irun-Eibar-Vitoria como la principal conexión vasca en el eje transnacional norte-sur, un instrumento clave a la hora de ordenar las comunicaciones por carretera en Euskadi.

Más de 4.000 personas han trabajado de formar directa en la construcción de una infraestructura que incluye el viaducto más largo de Euskadi (viaducto del Urumea, con un kilómetro de longitud), cuatro complejos enlaces (Aritzeta, Lasarte, Urumea y Errenteria), numerosos túneles y viaductos y sistemas de control y seguridad de última generación a través de cámaras de seguridad.

Para su construcción, la Diputación Foral de Gipuzkoa, a través de la Agencia Guipuzcoana de Infraestructuras Bidegi, ha realizado una inversión de unos 350 millones de euros, unos 20 millones de euros por kilómetro.

HITOS

Los 17 kilómetros de calzada del Segundo Cinturón han precisado de la extensión de unos 1.000 kilómetros de cable para conectar y hacer funcionar sus sistemas de control y seguridad. Además, la integración de la nueva carretera en su entorno se verá favorecida por la instalación de más de 3 kilómetros lineales de pantallas acústicas que permitirán mitigar el ruido provocado por el tráfico en lugares de especial incidencia, como Errenteria o Lasarte-Oria.

Asimismo, las medidas de protección medioambiental han incluido la construcción de dos túneles artificiales (Txoritokieta y Arizmendi) que permiten preservar corredores naturales para la fauna que de otra manera se hubieran visto cortados por la nueva carretera.

El Segundo Cinturón albergará en Astigarraga una novedosa "ciudad del transporte", con capacidad para más de 700 camiones, destinada a dar servicio al sector del transporte por carretera.