España, plató ideal para pelis de Hollywood

  • España podría ganar decenas de millones de euros con el cine.
  • Clima, historia y paisajes nos convierten en un plató ideal para superproducciones de Hollywood.
  • El sector demanda apoyos institucionales.
Tom Cruise y Cameron Díaz durante el rodaje de Noche y día.
Tom Cruise y Cameron Díaz durante el rodaje de Noche y día.
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Tom Cruise y Cameron Díaz durante el rodaje de Noche y día.

Indiana Jones, el Cid y Tom Cruise tienen algo en común: haber protagonizado una superproducción en España. Indy lo hizo en los noventa; el Cid, hace décadas, y Cruise, junto a Cameron Diaz, hace meses. Podría ser algo cotidiano y muy lucrativo, pero el aterrizaje de Hollywood en España sigue siendo noticiable.

Ocio y negocio

Les pasó a Ridley Scott, Steven Spielberg, Terry Gilliam y, antes, a Samuel Bronston, Orson Welles y decenas de directores de spaghetti-westerns: como plató, España engancha. Infraestructuras, técnicos, paisajes y horas de luz son sus armas. Por eso, Scott recorrió de punta a punta la Península y rodó en ella El reino de los cielos y 1492. Por eso Spielberg repitió, tras El imperio del sol, con Indiana Jones y la última cruzada. Y también por eso, Gilliam, que revolucionó el pueblo aragonés de Belchite con Las aventuras del Barón Munchausen, sigue empeñado en filmar su Don Quijote aquí.

Y es que el cine es cultura, ocio... y negocio. Además del orgullo de reconocer en la gran pantalla la sevillana plaza de España (como pasaba en El ataque de los clones) o el metálico fulgor del Guggenheim (escenario, como Navarra o Cuenca, de El mundo nunca es suficiente), la llegada de un rodaje extranjero conlleva millones de euros. Sueldos de artistas, alquiler de servicios, gastos en hostelería y, después, la llegada de turistas cinéfilos. Miguel Liesa, alcalde de la oscense Loarre (cuyo castillo fue escenario de El reino de los cielos) lo certifica: "El rodaje trajo trabajo: figurantes, carpinteros, albañiles... Y, tras el estreno, el número de visitantes al castillo se multiplicó".

El director de la productora Calle Cruzada, José Luis Escolar, también sabe de qué va el tema: ha participado en superproducciones rodadas en España desde los primeros ochenta. Entonces, cuenta, "éste era un país más sencillo en lo legal y lo laboral, con menos control. Ahora no: somos tan estrictos como cualquiera". Escolar, cuya empresa ha participado en el rodaje de Noche y día, da cifras: la película de Cruise y Díaz, que se estrena el 16 de julio, dejó en Sevilla y Cádiz unos 12 millones de euros directos. Más de 1.500 personas trabajaron en ella durante dos meses. Y todo, según Escolar, "a cambio de nada. El cine publicita, crea empleo y deja un dinero abundante y repartido. Y otra cosa: a diferencia de otras industrias, ni siquiera contamina».

En actividad

También suma ventajas que alcanzan a lo artístico: "Esos grandes proyectos –añade Escolar–, mantienen activos a técnicos de primera línea, permiten la supervivencia de proveedores y forman a la gente joven. Durante años, el cine español se benefició de grandes decoradores o dibujantes crecidos al amparo de producciones de Bronston, como El Cid o 55 días en Pekín".

Pero esa época pasó y, por desgracia, España ve ahora cómo se le escapan proyectos. Hasta una producción nacional como Ágora se mudó a Malta, entre otras cosas, por la dificultad de construir unos decorados dignos. Pero lo que más afecta al sector es la ausencia de incentivos. ¿De qué tipo? Económicos, obvio: la devolución, al final del rodaje, de un porcentaje del dinero invertido en el país: "El caramelo –según Escolar– que termina de convencer a los productores foráneos". Un caramelo poco extendido en España: sólo Alicante, y con truco (el presupuesto es limitado y escaso), fomenta así la llegada de proyectos. Malta, que con Sudáfrica, Túnez o Marruecos le está quitando parte del negocio a España, llega a dar incentivos del 20%.

Juan Cano, productor ejecutivo de Sur Film (que participó en el rodaje en Canarias de la nueva versión de Furia de titanes), añade otros peros: "La burocracia es cada vez mayor por la necesidad de obtener permisos locales, provinciales o autonómicos. El apoyo institucional es escaso y la labor de las Film Commisions [entidades públicas que facilitan y fomentan los rodajes] es muy desigual.

Y cuesta conseguir permisos: tanto, que muchas veces el cliente se asusta y prefiere marcharse a otro lado". Pese a ello, las Canarias lograron quedarse con Furia de titanes, y sus arcas se beneficiaron: "Sólo en Tenerife se invirtieron cinco millones de euros. En tiempos de crisis, la llegada de más de mil personas al rodaje estimuló a hoteles o empresas de alquiler de vehículos. Y le viene bien a la imagen de la industria local: podemos trabajar con cualquiera".

Apoyo sin ‘clavadas’

¿Se logrará, como pronosticaban los optimistas, convertir a España en La California europea? El dueño de Fresco Film Services, Peter Welter, cree que deberían bajarse los precios. "Lo tenemos todo –afirma–, pero nos hemos vuelto locos. Ofrecemos lo que Sudáfrica o Argentina, pero a costes alemanes. Es una clavada".

Por el bien de nuestro cine y de la economía, las producciones internacionales deben regresar a España. Acabar con las clavadas, fomentar rodajes desde las instituciones públicas y aprovechar que, en términos jurídicos o de seguridad, España ofrece un valor añadido respecto a sus competidores. Si se logra, más estrellas trabajarán en España y, con ellas, lloverán también sus dólares: Bienvenidos, ¿no?

Trebujena y el 'Rey Midas'

Así conocen a Spielberg en Hollywood y en la localidad gaditana de Trebujena, donde rodó partes de El imperio del sol. José Luis Escolar, su ayudante de dirección entonces, recuerda: "El rodaje supuso un enorme cambio y una gran inversión en un lugar deprimido. Para sus habitantes fue un sueño: al principio nos tomaban por locos, pero se dio un ambiente estupendo". Spielberg, eso sí, apenas salía de su casa: se pasaba el día montando el material rodado.

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