Los vemos en la tele y los consideramos afortunados porque no paran de viajar. Ellos se sienten embajadores informativos de sus espectadores y viven pendientes de la noticia, siempre en alerta para informar en cualquier momento. Lo malo es que su vida transcurre marcada por las agujas de dos relojes: el del país en el que viven y el de España.

Los corresponsales parecen intrépidos informadores. No les falta algo de esto porque en muchos países no es fácil informar libremente. Son nuestros ojos en ciudades donde no podemos estar. Perciben en primera persona cómo palpitan los sentimientos, las pasiones, las injusticias, los temores... Cosas que desde la distancia no es fácil entender y que ellos hacen llegar a través de la pantalla.

La primera misión del corresponsal es poner en contexto lo que ocurre en su país de destino: aclarar qué, cuándo y por qué algo es importante. Ponen color, sabor y olor en informaciones y reportajes con los que dibujan para el espectador la realidad del país desde el que informan. Las nuevas tecnologías y los blogs han configurado un nuevo medio para conocer más de cerca su día a día.

1. ¿A qué huele la ciudad en la que trabaja ahora mismo?

2. ¿Qué lugares no hay que perderse si se viaja allí?

3. ¿Qué es lo que más le llamó la atención cuando llegó a su destino?

4. ¿Con qué dificultades se encuentra en su día a día como corresponsal?

5. ¿El directo más difícil?

6. ¿Qué echa de menos de España?

7. En la era de Internet, ¿qué puede aportar un corresponsal?

José C. Gallardo - Moscú (TVE)

1. A frío, contaminación, bollería rusa y a la comida preparada que se vende en la calle.

2. Muchos sitios. La Plaza Roja, el metro, los alrededores de la calle Tverskaya, donde confluye desde lo más miserable hasta lo más lujoso...

3. Que en Moscú también hace calor. Fue el primer estereotipo en caer de golpe.

4. Hay permisos para todo, una entrevista se puede convertir en una misión imposible.

5. En el 11-M cubrí la explosión de Leganés. Me impactó la mirada de la gente; estaban dolidos por la cobertura de TVE.

6. El color del cielo de Madrid, el sentido del humor o la actitud de la gente.

7. Con los blogs contamos lo que no cabe en el telediario.

Ainhoa Paredes - Londres (Telecinco)

1. Desde a hierba mojada hasta a curry y fish&chips.

2. Después de ver el centro, ir al norte (Camden Town y Primorose Hill) y acabar en un pub tradicional.

3. La flema británica. Estar 40 minutos encerrados en el metro y observar que se lo toman con filosofía.

4. Tener una hora menos que en España juega en tu contra. Tu jornada depende de la actualidad del Reino Unido y de la de España.

5. El 7-J de Londres o la extradición de Iñaki de Juana Chaos desde Belfast.

6. Suena a tópico, pero el sol, la familia y los amigos.

7. Internet puede resultar frío. Nosotros explicamos cómo afecta una noticia a la sociedad.

José Ángel Abad - EE UU (Antena 3)

1. Nueva York no huele, corre. Esta ciudad no es para vagos, poetas o abuelos.

2. Mezclarse con el gentío del Lower East Side, visitar en Queens y Brooklyn barrios griegos, rusos o judíos...

3. La escala: todo es muy grande o muy pequeño, decente o inmoral, congelado o caliente.

4. El cambio horario y que para los protagonistas de la actualidad la prensa extranjera no existe.

5. Cuando Obama tomó posesión el frío congeló el portátil y mi mente casi lo acompaña.

6. Con el teléfono, la morriña ha muerto. Las partidas de cartas en verano, irremplazables.

7. Poner en contexto lo que ocurre y aportar contenido original en los reportajes.

José Levy - Jerusalén (Cuatro)

1. A santidad y, aunque sea triste, es su gran problema.

2. La ciudad vieja. Debiera recordar el "amarás al prójimo" de judíos, cristianos y musulmanes, pero derivó en un "dominarás a tu prójimo".

3. La complejidad del conflicto. Son pueblos que creen que su supervivencia está en juego.

4. Estar en alerta para informar de la última hora y tomar precauciones para no transformarnos en víctimas.

5. Cuando anuncié la muerte de Juan Pablo II.

6. Melilla, la cual me enfrentó a esa realidad multicultural que luego marcó mi vida.

7. Su presencia, con su conocimiento de los antecedentes y las perspectivas que se abren con un determinado suceso.