Bombos, bombos, bombos. Y cajas. Y sintetizadores. Y guitarras. Techno, break beat, hip hop, pop, funk. Enormes pantallas que proyectan  imágenes psicodélicas. Éxtasis colectivo, evasión hedonista... Pura diversión. Asistir a un recital de The Chemical Brothers es algo que todo amante de la música debería experimentar, al menos, una vez en la vida. Porque pocos como ellos ofrecen una catarsis similar a ritmo de electrónica selecta. Y las masas lo saben.

18 años después de su formación como The Dust Brothers –denominación a la que tuvieron que renunciar ante la amenaza de un pleito por parte del grupo estadounidense del mismo nombre–, y cuando parecía que sus días de gloria comenzaban a quedar atrás, los londinenses The Chemical Brothers regresan con Further, un séptimo álbum de estudio con el que quieren recuperar su sitio en la meca de la música de baile. Y de paso, demostrar que aún les queda cuerda para rato.

En la variedad está el éxito

Un enigmático sonido de transmisión abre la introductoria Snow, el primero de los ocho cortes que componen Further. Poco a poco, el bajo se abre camino entre la amalgama de voces femeninas que repiten, cual hipnótico mantra, Your love keeps lifting me higher (Tu amor sigue elevándome). A partir de ahí, el dúo despliega todo su abanico de recursos. Cuando el oyente se quiere dar cuenta, Escape Velocity ya lo ha puesto a bailar a todo tren. No hay vuelta atrás. Sin embargo, Further es mucho más que música para la pista de baile.

Además de los singles, que los hay (Swoon, el primero de ellos, no decepcionará a sus incondicionales), hay sitio para el krautrock, el post-punk o el dub. Una nueva demostración de eclecticismo y buen gusto que ya les ha valido multitud de elogios por parte de la prensa especializada de todo el planeta.

Vídeos a tutiplén

Como haciendo homenaje al propio título del disco (Más lejos), Tom Rowlands y Ed Simons han querido llevar un paso más allá el lanzamiento de Further, hacer algo "completamente diferente", según declararon al diario británico The Guardian.

Junto a Adam Smith y Marcus Lyall, responsables del aspecto visual de los directos del dúo desde 1994, idearon un novedoso plan: lanzar ocho videoclips, uno por cada corte, que sirvieran de hilo conductor  del disco. Para presentarlo, escogieron el Round- house  de Londres: cuatro únicos conciertos que tuvieron lugar del 20 al 23 del pasado mayo.

Los Chemical habían prometido "algo especial", a la altura de otras actuaciones épicas como la del festival Glastonbury de 2000 o la de la céntrica Trafalgar Square londinense de 2007. Y cumplieron: chorros de vapor que caían directamente sobre el público, haces de luz a modo de rayos láser, las espectaculares creaciones de Smith y Lyall y un final de concierto en el que no faltaron algunos de sus clásicos enloquecieron al público. Éxito total.

En España, sólo unos pocos afortunados tendrán la oportunidad de presenciar el nuevo y pirotécnico espectáculo de The Chemical Brothers. Serán los asistentes al  Sonar, que tendrá lugar en Barcelona del 17 al 19 de junio. Allí, Ed y Tom volverán a demostrar que el paso de los años no está reñido con las ganas de fiesta. O al menos, no en su caso.

Baila, mundo

Ellos fueron, junto a The Chemical Brothers, los grandes titanes de la música electrónica de los 90:

Fatboy Slim. Norman Cook era el bajista de Housemartins. Un buen día la electrónica se cruzó en su vida, abandonó la banda y renació como Fatboy Slim. Su nombre es sinónimo de diversión sin prejuicios.

The Prodigy. Música de baile, espíritu punk y provocación. The Prodigy llevó el concepto de rave a la masa y a lo más alto de las listas de éxitos. Quien no haya bailado Smack my bitch up que lance la primera piedra.

Daft Punk. A día de hoy, pocos han aunado techno, funk y disco como los parisinos Thomas Bangalter y Guy-Manuel de Homem-Christo. Ellos siguen siendo, con diferencia, los robots más célebres del planeta musical.