Un nuevo estudio descarta la relación entre las centrales nucleares y el cáncer

  • Ha sido realizado por el Consejo de Seguridad Nuclear y el Instituto de Salud Carlos III y abarca un análisis desde 1975 a 2003.
  • En la investigación "no se ha detectado un incremento de la mortalidad por cáncer asociada al funcionamiento de las instalaciones".
  • Las dosis de radiación artificial que habrían recibido los ciudadanos por las instalaciones "son muy reducidas".
El director del Instituto de Salud Carlos III, José Jerónimo Navas (c); el director técnico de Producción Radiológica del Consejo de Seguridad Nuclear, Juan Carlos Jerónimo (d), y el director general de Salud Pública, Ildefonso Hernandez (i).
El director del Instituto de Salud Carlos III, José Jerónimo Navas (c); el director técnico de Producción Radiológica del Consejo de Seguridad Nuclear, Juan Carlos Jerónimo (d), y el director general de Salud Pública, Ildefonso Hernandez (i).
KIKO HUESCA / EFE
El director del Instituto de Salud Carlos III, José Jerónimo Navas (c); el director técnico de Producción Radiológica del Consejo de Seguridad Nuclear, Juan Carlos Jerónimo (d), y el director general de Salud Pública, Ildefonso Hernandez (i).

Las centrales nucleares españolas no suponen un riesgo para la salud de los ciudadanos, según un estudio realizado en mil municipios y a más de 8 millones de personas, y con el que "no se ha detectado un incremento de la mortalidad por cáncer asociada al funcionamiento de las instalaciones".

El trabajo abarca un análisis desde 1975 a 2003 y ha sido elaborado por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), quienes aseguraron que se ha realizado con "transparencia, independencia y rigor científico". Además, incluye todas las centrales y el resto de instalaciones nucleares y radiactivas del ciclo de combustible nuclear del país, independientemente de si están operativas, en parada definitiva, desmantelamiento o clausura.

"Los resultados son muy claros y concluyentes", ya que demuestran "la ausencia de evidencias de riesgo para la salud de las personas por la actividad normal de las instalaciones", recalcó Juan Carlos Lentijo, director técnico de Protección Radiológica del CSN.

De los mil municipios analizados, 500 se sitúan en las áreas de influencia de estas instalaciones. Entre ellos, se ha investigado a todos los municipios ubicados en un radio de 30 kilómetros de cada central.

Las dosis de radicación artificial acumulada en el período estudiado que habrían recibido los ciudadanos por el funcionamiento de las instalaciones "son muy reducidas", y "están muy por debajo de los niveles que podrían afectar a la salud de las personas". El valor máximo de estas dosis acumuladas recibidas es de 350 microSieverta (el límite de dosis establecido para miembros del público en el reglamento español es de mil en un año).

Emisiones más elevadas

No obstante, en algunas centrales es superior a otras, porque las emisiones más elevadas se produjeron en los primeros años de operación de las tres centrales más antiguas: Vandellós I (Tarragona), José Cabrera (Guadalajara) y Garoña (Burgos).

En el conjunto de las instalaciones del ciclo del combustible, los entornos de las de Andújar, La Haba y Saélices El Chico son las zonas donde las estimaciones de dosis de radicación derivadas de las emisiones de efluentes dan valores más elevados, aunque las dosis acumuladas estimadas no han sobrepasado los 350 microSieverta.

Los autores sostienen que los conocimientos actuales en radiobiología y en epidemiología "no sugieren" que esta exposición pueda relacionarse "con una mayor mortalidad de cáncer". Sin embargo, se han encontrado algunas "relaciones dosis respuesta", limitadas a algún tipo de cáncer -en total se investigaron 17 tipos- y en alguna de las instalaciones.

"Estos resultados no parecen deberse a la exposición derivada del funcionamiento de las instalaciones, ya que dichos hallazgos no se reproducen en otras instalaciones del mismo tipo y con características de exposición similares", por lo que la explicación habría que buscarla en distintos hábitos de vida o "el propio azar". En cuanto a la radicación natural -procedente de elementos de la tierra-, tampoco se detectan incrementos de mortalidad por cáncer.

Sus autores no quieren presentar esta investigación como "aval" de la energía nuclear, sino confirmar que "el modelo regulatorio" y de control usado "da buenos resultados", aunque reconocieron que puede contribuir a trasladar "tranquilidad".

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