J.A.G. mostró su arrepentimiento durante la primera sesión del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Ciudad Real y afirmó que su única intención esa noche era entrar a la discoteca para ver a "su" camello y comprarle droga, pero que los porteros no le dejaron entrar y le agredieron.
Según su declaración, en la que reconoció haber bebido y consumido drogas, cuando se marchó a casa para acostarse vio la sangre que tenía en el rostro, lo que le enfureció y le llevó a coger la escopeta para dirigirse de nuevo a la discoteca y asustar a los porteros.
En este sentido, reiteró que su intención no era matar "porque soy incapaz" y argumentó que, estando ya en prisión, intentó suicidarse cuando supo de la gravedad de las heridas que le había causado a las dos víctimas.
Sin embargo, esta declaración fue desmentida por las víctimas, que indicaron que no le habían agredido en ningún momento y que le impidieron la entrada al local al ver su aspecto sucio y desaliñado. Respecto al momento de la agresión, señalaron que el acusado sí apuntó contra ellos y les disparó a menos de dos metros de distancia.
En la sesión de hoy también declararon varios testigos de los hechos y uno de ellos destacó que J.A.G. se bajó del coche, se puso la escopeta al hombro y apuntó "claramente" a sus víctimas.
Para el acusado, la Fiscalía solicita una pena de 20 años de prisión por dos delitos de asesinato en grado de tentativa, aunque concurre la circunstancia atenuante de embriaguez, mientras que la acusación particular eleva la pena hasta 24 años. Sin embargo, la defensa considera que se trata de un delito de lesiones.
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