Natasha Yarovenko: «Es más difícil desnudar los sentimientos que el cuerpo»

Esta ucraniana llegó a Barcelona hace diez años. Julio Medem (director de ‘Lucía y el sexo’) la ha elegido para protagonizar, junto a Elena Anaya, ‘Habitación en Roma’, una gran cinta erótica sobre el amor y la pasión de dos mujeres en una noche.
Natasha Yarovenko
Natasha Yarovenko
Juan Lafita
Natasha Yarovenko

Natasha Yarovenko (Odessa, 1979) trabajó como modelo para la diseñadora Lydia Delgado. Protagonizó una TV movie en Cataluña, La dona de gel (Lydia Zimmermann, 2003), y le picó el gusanillo del cine. Después, ha actuado en películas como Diario de una ninfómana (Christian Molina, 2006) y en la reciente TV movie de intriga Inocentes, de Daniel Calparsoro. En esto llegó Julio Medem...

¿Cómo es Julio Medem dirigiendo?

Fantástico. Tenía ganas de conocerle desde que vi Los amantes del círculo polar, un filme que me marcó mucho, cuando ni siquiera se me había ocurrido ser actriz. Por fin nos conocimos en el casting, un mes antes de comenzar Habitación en Roma. Tiene un mundo interior maravilloso. El personaje de Elena Anaya, Alba, que va a la capital italiana para participar en una convención, estaba muy definido en el guión. El mío, una chica rusa que está de paso en Roma, había que construirlo por completo. Julio me pidió que imaginara y escribiera cómo era el ayer de esa mujer que vemos en la película. Algunas cosas de ese pasado las fue incorporando. Luego, en el set, con dos palabras me guiaba hacia la emoción que quería provocar. Logró que me sintiera muy libre.

¿Cómo conseguiste el papel de Habitación en Roma?

Estaban buscando una chica rusa, aunque no creo que dé el tipo de mujer eslava típica. No soy tan blanca ni rubia, más bien castaña. Hicieron castings en Moscú y Los Ángeles, sin resultado. Estaban desesperados. Álvaro Longoria, el productor de la película, habló con un amigo y al parecer fue así como supieron de mí. No sé quién me apoyó pero, por favor, que se identifique para invitarle a algo [risas].

Elena Anaya y tú estáis en casi todos los planos del filme. ¿Ensayasteis mucho?

Con Julio, leímos y analizamos el guión bastante. Antes del rodaje, se le ocurrió que Elena y yo tuviéramos una cita a ciegas en un bar de la zona de Chueca en Madrid, mientras él observaba escondido. Como en la película, ella debía ligarme. Lo que pasó fue que la camarera del local empezó a ligarme de verdad y yo creía que era un montaje de Julio. Entonces llegó Elena tratando de seducirme, y la camarera, al ver que me iba con ella, me dijo que no me convenía [risas].

¿Cómo ha sido la relación con Elena?

Hemos tenido una conexión y armonía absolutas. Como irse de vacaciones con la persona adecuada durante los dos meses y medio que duró el rodaje.

¿Dónde y cuándo se filmó?

En Madrid, en los primeros meses de 2009, y unos pocos exteriores en Roma.

En la cinta, ambas no salís de la habitación del hotel romano, estando casi siempre desnudas. ¿Os sentíais cómodas rodando?

La desnudez emocional es más importante que la física. Ha sido un reto más. Como mi personaje, tuve pudor el primer día de rodaje, me puse roja. Éramos un equipo respetuoso y muy reducido, apenas 25 personas. Elena y yo nos apoyábamos mucho. No es lo mismo que estar con un actor, pues los hombres tienen menos pudor.

¿Te sientes española o ucraniana?

Soy ciudadana del mundo. Vivo en Barcelona, que se parece a mi ciudad natal, Odessa, a orillas del mar Negro. El mar es muy importante para mí. También me gusta Madrid, donde siempre hay movida y tiene barrios muy singulares. He vivido en ciudades como Moscú, que es muy dura y cruel, aunque también muy vitalista. Los idiomas no me parecen un problema. Después del ruso, todos parecen fáciles... Estoy segura de que si viviera una semana en Japón, hablaría el idioma. He viajado por Asia y América y nunca me ha costado adaptarme.  Es como ser actriz: vives vidas distintas y eso te enriquece, ya sea Nueva York o la India.

¿Te llevas bien con tu físico?

Tengo muchos complejos con mi cuerpo, aunque a algunos les puede parecer guay. Lo bueno de esta profesión es que hay papeles para todos, sin importar la edad o el físico.

Pero ha sido importante para la película el que seas guapa.

Cuando sabes que atraes, a veces hace que te sientas mejor, aunque también es incómodo. En Habitación en Roma, mi personaje tiene inseguridades pero siente atracción por Alba y se lanza. Eso es lo que debemos hacer en la vida, arriesgarnos, seamos guapos o no.

¿Qué esperas de la película?

Es un paso importante. Me acojona. Todo me resulta muy nuevo: las entrevistas, la promoción. No estoy acostumbrada a ser un personaje público. Espero que la película tenga éxito porque Julio Medem se lo merece. Me gustaría que el público la disfrutase de la misma manera que a nosotros nos ha apasionado hacerla. Ojalá que en el futuro tenga la oportunidad de interpretar papeles tan complejos como éste.

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