Mario Sarsa dice que su secuestro "fue muy mala suerte" y que no cambia su visión de África ni su experiencia en Congo

El médico zaragozano secuestrado durante 12 días por un grupo rebelde en la República Democrática del Congo, Mario Sarsa, aseguró hoy que su secuestro "fue muy mala suerte" y que "no cambia mi visión de África, ni mi experiencia en este país".

Sarsa manifestó que al final "ha salido bien" y definió su cautiverio como una "experiencia muy fuerte e intensa" para reconocer que "África me sigue atrayendo mucho".

Respecto a su vuelta al Congo apuntó que "de momento no, porque el país está muy mal. No imaginaba que tuviera tanto problemas porque antes los problemas se concentraban en la zona de los Grandes Lagos". No obstante, se mostró rotundo al aseverar que este secuestro "en absoluto, determinará mi futuro".

El pasado 12 de abril este médico zaragozano fue secuestrado por los rebeldes de la etnia enyele durante el ataque a la localidad de Mbandaka, en el noroeste del país.

El asalto se produjo en el río Congo, a 50 kilómetros de Mbandaka, donde el doctor pasaba sus vacaciones en la zona y viajaba a bordo de la embarcación fluvial 'Malaïka' que fue asaltada por los rebeldes en el río Congo, a 50 kilómetros de Mbandaka.

En una rueda de prensa improvisada en una cafetería de Zaragoza, Mario Sarsa relató con detalle los 12 días de secuestro tras ser asaltada su embarcación por el grupo rebelde armado con unos "dos o tres" fusiles Ak-47.

"Durante cuatro horas me maltrataron, me desnudaron, me tiraron al suelo, me golpearon en los glúteos con una estaca, me ataron a un poste y me vendaron los ojos" narró Sarsa para reconocer que "estaba convencido de que me iban a fusilar. Pensé que hasta aquí había llegado mi vida".

Pero, llegó alguien con más autoridad, dijo irónico, así que "me soltaron". Todos los miembros que viajaban con él en la embarcación los dejaron libres, pero "a mí me dejaron ahí. Me dijeron que era por mi seguridad y yo sabía que era un rehén y que me podía utilizar para pedir dinero o algún canje".

Durante los días del cautiverio compartió choza y plato con el líder del grupo rebelde, Ibrahim Mangbama. "No me daba mucho de comer: caña de azúcar, bananas" lo que junto a las tres semanas que llevaba de viaje por la República Democrática del Congo y Uganda le hizo perder 8 kilos.

Sarsa insistió en que "se han publicado muchos errores" y así desmintió que "me pusieran en una jaula" y también mostró su sorpresa por las informaciones acerca de las "propiedades mágicas que esa etnia atribuye al pelo blanco".

Estos días fueron más tranquilos, explicó Sarsa para añadir que también tenía incertidumbre porque ni él ni Ibrahim Mangbama "sabíamos qué pasaba" puesto que el líder rebelde envió a unos de sus hijos a por información a la ciudad más próxima, pero "no había comunicación entre la ciudad y el poblado".

Según comentó el médico, Ibrahim Mangbama "estaba convencido de que el grupo rebelde tomaría la ciudad de Mbandaka, triunfarían y llegaría al poder". Su impresión es que su 'carcelero' era un "visionario".

En sus conversaciones con Ibrahim Mangbama Sarsa le explicó que no era ni político, ni empresario. "Le dije que era médico y que había trabajado en África" lo que fue aprovechado por su secuestradores y realizó visitas a pacientes, entre ellos una de las 14 mujeres de Ibrahim que tuvo una amenaza de aborto. "Hasta hacía tres meses en el poblado había consultorio médico y había medicinas en una cantidad considerable" apuntó Sarsa.LIBERACIÓN

La liberación se produjo de madrugada cuando llegó un comando de unos 40 militares del batallón 361 del ejército congoleño, "el más prestigioso del país". Armados también con fusiles kalashnikov, ametralladoras y lanzagranadas "llegaron por sorpresa".

"No dio tiempo a dar la voz de alarma y no dio tiempo más que de escapar porque se organizó una batalla tremenda" relató Sarsa para añadir que murieron 16 rebeldes y 3 soldados.

"Yo me escondí" y cuando acabó la refriega salió y sólo pudo recuperar su pasaporte "tirado por el suelo y un pantalón que no les había gustado". Tras pasar la noche en el poblado al día siguiente partieron en cayuco hasta Mbandaka donde le esperaban las autoridades de la embajada de España y congoleñas.

"No se si la embajada pagó alguna gratificación" aseguró Sarsa para añadir que "el presidente de la república me recibió en Mbandaka y fue él quien dio la orden de la operación especial de rescate".

Su 65 cumpleaños, el 28 de abril, lo pasó en Congo y el pasado jueves llegó a España. Tras unos días en Zaragoza tiene planeado viajar a Vitoria y Madrid para regresar, dentro de un mes, a la localidad zaragozana de Caspe "de donde me han llamado para que me incorpore" al puesto de médico de familia.

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