Whitney Houston, el ángel caído

  • Su último disco, publicado en septiembre de 2009, la devolvió a los 'toplist' y a la actualidad musical.
  • Ahora lucha sobre el escenario contra sus demonios.
Whitney Houston, en la última gala de los Premios de la Música en la que fue elegida Artista del Año.
Whitney Houston, en la última gala de los Premios de la Música en la que fue elegida Artista del Año.
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Whitney Houston, en la última gala de los Premios de la Música en la que fue elegida Artista del Año.

Un día, hace sólo unos meses, Whitney Houston, la Voz, la cantante más vendedora de todos los tiempos, se apeó de repente del asiento de atrás de un deslumbrante Mercedes clásico dejando tras de sí siete años de encierro y silencio.

<p>Whitney Houston</p>Con la estudiada desgana de las divas, se apoyó coqueta en la mano que le ofrecía el escolta, sin responder a su mirada. Después, siempre un paso por delante de éste, se internó en un local clandestino, divina, balanceando el fastuoso abrigo de plumas sobre sus caderas.

Elevó la barbilla al cruzarse con un cocinero; a otro, le perdonó la vida y le sedujo con un mohín. Antes de encaramarse al escenario oculto al fondo, se desembarazó del gabán sin volverse, esperando que su apuesto acompañante lo recogiera al vuelo.

Entonces surgió el chorro de voz denso, casi corpóreo –ooooouuuuhhh- que, durante dos décadas, anegó los primeros puestos de listas de éxitos y le reportó la corona de reina del R&B. En aquel momento estallaron los tuiteos de emoción del público ("@TheOfficialWH Whitney está aquí"), la sonrisa exultante de la artista enmarcada por el gloss, sus párpados aúreos, relucientes, tan bien pintados; una lluvia de billetes, varios cambios de indumentaria que mostraban la silueta aún ósea y atractiva…

El regreso de Houston a la música podría haber sido así, como el diseñado por Million dollar bill, el videoclip que distribuyó el pasado mes de septiembre su discográfica: radiante, poderoso, próximo a la pista de baile. Los sinsabores del pasado quedaban saldados en la letra del primer single, Look at you. Suficiente para satisfacer el morbo de los oyentes. Por si acaso, algunas referencias más a la capacidad de Whitney de luchar contra la adversidad en otros cortes del disco. Y la insistencia de sus representantes en afirmar que la artista estaba curada y lista para recuperar el trono del que nunca debía haberse apeado.

Traicionada por sus fans

Hoy aquel video se entremezcla en Internet con los de sus últimos conciertos. Una cámara traicionera de un fan australiano de Brisbane capturó el momento en el que la vocalista, con el rostro desencajado por el esfuerzo y la camisa empapada en sudor, trata sin éxito de alcanzar las notas más elevadas de su canción más conocida, I will always love you. Otro recoge la larga pausa que Whitney debe hacer a mitad del estribillo para no caer exhausta. Un seguidor estadounidense muestra sus palabras de disculpa por desafinar.

En la misma página de búsquedas de YouTube que la cantante capitanea, un niño taiwanés, Lin Yu Chin, interpreta con esplendor el hit que ahora a Houston se le antoja impracticable.

Entre la biblia y la cocaína

Tras la cancelación del concierto en París por "una infección respiratoria", se espera que Whitney ofrezca una treintena de conciertos de aquí al verano. Quizá una agenda demasiado ajetreada para una artista que, no hace tanto, confesaba que pasaba semanas encerrada en su habitación sin hablar con nadie, sin otra ocupación que ver la tele, acariciar su biblia y fumar cigarros de hierba mezclada con cocaína. Desde allí, a veces, oía cómo su marido, Bobby Brown, rompía "cristales, cosas…". En una ocasión, un retrato suyo. Su madre la ayudaba con la crianza de su hija.

<p>Bobby Brown</p>En 2007 se separó de aquel hombre al que había amado con locura: "Él era mi droga. No hacía nada sin él", explicó a Oprah Winfrey en una entrevista que la popular presentadora ha calificado como una de las mejores de su vida.

Ayudada por la reportera, Houston desentrañó en plató la desolación de una vida marcada por el aislamiento y los celos de un esposo para quien el éxito profesional de su mujer resultó una carga demasiado pesada de llevar. También, su deseo de volver a los escenarios: "Me daba miedo volver al mundo de la música, pero la música todavía está dentro de mi". Ha sido así desde que tenía 3 años. Ahora sabe que se enfrenta a su prueba de fuego.

Los trofeos de una diva

Aunque las sombras de los últimos tiempos hayan desdibujado una carrera profesional repleta de éxitos, no hay que olvidar que durante la década de los 80 y 90 Houston se erigió como la artista femenina más vendedora de la historia (despachó 170 millones de discos) y su pop-soul-funk provocó que la equipararan con el mismísimo Michael Jackson.

Su voz fue elogiada, incluso, por los medios alérgicos a los encantos del mainstream, y aunque su saltó al cine con El guardaespaldas no recabó al principio el beneplácito de la crítica, si lo logró con  películas posteriores como La mujer del predicador. Por aquel entonces, según recuerda Houston, ya andaba consumiendo drogas duras "diariamente". Recientemente la artista ha sido galardonada en los American Music Awards.

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