Magistrado del TSJ gallego ve "hundido" al Constitucional en su "neutralidad" tras decidir del Estatuto catalán

Villagómez ve partes del Estatuto catalán "contrarias a la Constitución lo que permite pensar que sea declarada inconstitucional"

El magistrado de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Galicia (TSJG), Alfonso Villagómez Cebrián, que también fue letrado en el Tribunal Constitucional desde 1998 y hasta 2001 aseguró que la entrada de elementos partidistas en la decisión sobre la constitucionalidad o no del Estatuto de Cataluña "ha hundido" la necesaria "neutralidad" del órgano.

En este sentido, aseveró que "la entrada al tribunal de los recursos de insconstitucionalidad de los estatutos ha hundido al supremo interprete de la Constitución" durante una conferencia en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).

"La guerra interna en el constitucional ha provocado que pierda, puede que no de forma irreversible pero si para mucho tiempo, la autoridad que necesita, lo que se traduce en que los principales destinatarios —los partidos políticos y las comunidades autónomas— lo perciban no como el juicio de constitucionalidad de un hecho sino como un juicio político de oportunidad", lamentó.

Villagómez dijo que la situación de influencia de los partidos políticos sobre la Justicia era lo "suficientemente expresiva para que alguien tuviera la tentación de empeorarla", como con algunos estatutos, "por ejempplo el catalán".

El estatuto contiene partes "contrarias a la constitución"

Para el magistrado, que el Parlamento catalán pueda determinar la cúpula del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), entre otras cosas, son "contrarias a la Constitución lo que permite pensar que sea declarada inconstitucional".

Pero lo más preocupante para Villagómez es "hasta qué punto podría acabar politizándose la Justicia si los nombramientos pasaran a las comunidades autónomas y no fuera el CGPJ quien los realizará". Y el veredicto al que llega es que "el mecanismo clientelal se multiplicaría" y la parlamentarización de la Justicia desembocaría en "17 miniparlamentos judiciales".

"Un órgano como el Constitucional, que por mucho tiempo fue capaz de proyectar una idea de 'autoritas' y de neutralidad política, que son imprescindibles para desarrollar su cometido, ha acabado a la greña y su posición es más inservible según crece la sensación acerca de sus lealtades políticas", sentenció.

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