Aunque durante el juicio, el acusado admitió haber cometido un delito de posesión de pornografía infantil, pero negó que la hubiera distribuido a otras personas, la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, considera probados ambos extremos, por lo que condena al imputado a la pena que solicitaba el Ministerio Fiscal y no contempla las atenuantes que solicitaba la defensa.

La sentencia hace referencia a que en el momento del arresto, el condenado poseía más de 230 archivos, vídeos y fotografías en las que se recogían imágenes de menores —-en muchos casos con menos de 13 años— sometidos a abusos sexuales por parte de adultos e incluso de perros.

Asimismo, recibía y compartía estas imágenes con otras personas a través de varias cuentas de correo electrónico, la mensajería instantánea y la aplicación 'eMule'.