Se buscan jóvenes para repoblar 125 municipios en peligro de extinción

Grupos de apoyo ayudarán a los nuevos vecinos a integrarse en la vida rural. También les echarán un cable para buscar casa.
Abandonarlo todo en la ciudad e irse a un pueblo para montar, por ejemplo, una granja de conejos o trabajar en un taller de forja.

El programa Savia Rural (desarrollado por cinco Grupos de Acción Local) necesita a jóvenes o a familias con hijos que estén dispuestas a eso, a renunciar a la vida urbana, «para integrarse en los pueblos del interior más despoblados y propiciar su desarrollo», dicen desde la coordinadora del proyecto.

En esta iniciativa van a participar 125 municipios de la Comunidad (en total hay más de 500) que están despoblándose. En algunos,  «incluso han tenido que cerrar ya la escuela y no tienen ni tienda».

Ya hay gente interesada

Los responsables del programa analizan las necesidades del candidato y «le indican cuál es el pueblo que le puede ir mejor». En cuanto al alojamiento, «vemos si hay casas en alquiler o negociamos la creación de bolsas de viviendas».

Para poder aconsejar a los usuarios se han analizado las características de las zonas, por ejemplo, la distancia hasta el hospital más cercano, e incluso han hablado con los neorrurales (gente de ciudad que ahora vive en pueblos).

Además, se van a crear cinco oficinas de acogida y grupos de apoyo «formados por alcaldes y neorrurales que facilitarán la llegada». Ya hay algunas personas apuntadas y con ellas se pondrá en marcha una experiencia piloto.

- Más información. En el Ceder Aitana (965 591 636).

«A veces es más duro vivir aquí»

Mari Luz tiene 44 años y vive con su pareja y sus dos hijas (un tercero estudia en la Universidad de Alicante) en la Serrella, en plena montaña. Tienen tres vecinos, no disponen de tele y se dedican a la agricultura ecológica, aunque dice: «Mi pareja se centra más en el campo, porque yo tengo que hacer un montón de kilómetros para llevar a mis hijas al colegio». Ella era auxiliar administrativa, pero decidió buscar sus raíces porque la vida de ciudad «no era lo que buscaba». Confiesa que en el campo «es todo más real y humano, pero siempre hay que estar luchando. La vida aquí es más dura a veces».

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