A Olivo lo encontramos solito en un parque cuando apenas tenía dos meses. Al principio, incluso nos tenía algo de miedo, pero poco a poco fuimos ganando su confianza y nos cogió mucho cariño.
A nosotros nos gusta que viva a su aire, medio en libertad, por eso lo hemos enviado a vivir al campo. Yo estoy contenta de que conviva con otros gatos y sólo vuelva a casa cuando tenga hambre, pero echo de menos no tenerlo encima para la siesta.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios