Según la sentencia a la que tuvo acceso Europa Press, dicho día el condenado abordó a S.P.F.P. cuando esta caminaba por el Paseo de San Eugenio de Toledo, y poniéndole una navaja en el cuello la conminó a que subiese a su vehículo, la encerró en el maletero, advirtiéndola con matarla, debido a que la víctima golpeaba el cristal.
Tras pedirle que se estuviera quieta, asegurándole que él repetía las cosas dos veces pero no tres, continúo la marcha hasta un paraje próximo a la urbanización de la misma localidad.
El condenado, poniéndole una navaja en el vientre a la víctima, la obligó a salir del maletero y a desnudarse. Posteriormente, la violó. Tras ello el procesado la llevó a la calle Marqués de Mendigorría de Toledo. A consecuencia de los hechos, S.P.F.P. sufrió varias lesiones físicas y sintomatología asociada al trastorno estrés postraumático.
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