La Universidad de Zaragoza prepara la edición de las actas del Compromiso de Caspe con motivo de su sexto centenario

El Grupo de Investigación de Excelencia CEMA de la Universidad de Zaragoza, coordinado por el catedrático de Historia Medieval, José Ángel Sesma, trabaja en la transcripción y edición de las actas de los parlamentos aragoneses mantenidos durante el Interregno (1410-1412) y que culminaron en el Compromiso de Caspe de 1412.

Este hecho se ha convertido en un "referente de sucesión pactada" y en uno de los acontecimientos históricos "más ilustrativos de la esencia de la Corona de Aragón", según ha informado la Universidad de Zaragoza en un comunicado.

Ahora, ante la cercanía de conmemoración del sexto centenario del Interregno y del Compromiso, el Grupo de Investigación CEMA ha emprendido la tarea de preparar su edición dentro de la colección 'Acta Curiarum Regni Aragon'.

Esta colección está dirigida por los profesores J. Ángel Sesma y Carlos Laliena y se inició en 2007, a través de un convenio del Gobierno de Aragón, la Universidad de Zaragoza e Ibercaja, para recoger las actas de los procesos de Cortes medievales del reino y generales de la Corona.

Hasta este momento, se han publicado seis tomos (ocho volúmenes), correspondientes a las Cortes de los reinados de Pedro IV, Juan I, Martín I, Fernando I y las primeras de Alfonso V, lo que constituye una parte sustancial del proyecto, pues la serie completa constará de 16 tomos (22 volúmenes), concluyendo con las últimas del reinado de Fernando II.

Sucesión pactada

La muerte del rey Martín I en mayo de 1410 sin haber dejado heredero abrió un período en el que los Estados que constituían la Corona de Aragón —los reinos de Aragón, Valencia y Mallorca y el principado de Cataluña— decidieron mantener la unión alcanzada en el siglo XII y lograr el consenso para designar al sucesor real entre los seis descendientes varones del monarca fallecido.

Fueron dos años de "largas y complicadas negociaciones" durante los cuales, además, los parlamentos permanentemente reunidos tuvieron que atender el gobierno de los reinos y las necesidades de sus sociedades.

El proceso acabó cuando en junio de 1412 los nueve compromisarios designados —tres aragoneses, tres catalanes y tres valencianos— reunidos en la localidad de Caspe (Zaragoza), representando la voluntad de todos, eligieron a Fernando de Trastámara como rey de Aragón (Fernando I, 1412-1416) y, en consecuencia, soberano de la Corona.

Rico material histórico

La edición de las actas es un trabajo de investigación "complejo, lento y dificultoso" ya que los investigadores del grupo CEMA deben preparar y disponer de un "riquísimo material histórico" antes de analizarlo, han explicado desde la Universidad de Zaragoza.

Dicho material incluyen las actas conservadas de las reuniones de los parlamentarios aragoneses y de sus relaciones con los parlamentos de Cataluña y Valencia, la documentación manejada por los Compromisarios de Caspe (testamentos reales, fueros y dictámenes de juristas), las alegaciones de los candidatos y la enorme masa de cartas e informes que les llegaron y tuvieron que analizar antes de dar su sentencia final.

Uno de los principales cometidos de la edición de las actas es la localización de los distintos manuscritos o actas correspondientes a cada una de las instituciones participantes en la Corona de Aragón.

Otra de las peculiaridades de la investigación es que no sólo se centra en transcribir unas únicas actas oficiales, sino que también incide en comparar las existentes sobre la misma sesión política puesto que las actas podían ser tanto la de la institución monárquica, como de las instituciones de cada uno de los territorios que integraban la Corona de Aragón, "con evidentes notables diferencias entre ellas".

En ocasiones, tal como ha apuntado el profesor Ángel Sesma, las actas oficiales —próximas al rey— "obviaban las posibles intervenciones que en determinados momentos los diputados, de un territorio u otro, lanzaban sobre la actuación del monarca". En otros casos, las actas de una zona no recogían cuestiones internas del territorio vecino, por no ser de su interés.

Además, la transcripción de las actas es siempre literal, respetando en todo momento el idioma original, el latín o el romance correspondiente —según si la procedencia era de Valencia, Aragón, Cataluña o Mallorca— o el de las cartas llegadas de Europa.

Ángel Sesma ha destacado que la transcripción se realiza de acuerdo con las normas establecidas y únicamente se procede a una puntuación moderna para hacer que su lectura sea más fácil.

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