Según informó la ULL, a lo largo de una mañana, profesores y alumnos de doctorado presentan a los visitantes las diferentes titulaciones que oferta el centro, y los guían en una serie de experimentos que constituyen la vertiente más lúdica del encuentro.

La decana del centro, Ana Mª Afonso Perera, reconoce el gran interés que suscitan estos experimentos de laboratorio entre los bachilleres. "Lo bueno de estas prácticas es que nos sirven para que estos chicos comprendan que la química es una ciencia que nos rodea y que está muy presente en la vida cotidiana", señala.

Así, durante su estancia en la facultad, los estudiantes han podido hacer una pila con una manzana, un alcoholímetro químico, y sintetizar una aspirina casera, o han podido extraer el colorante de plantas, entre otras experiencias. Además, han podido visitar una planta piloto de ingeniería química, una infraestructura más cercana al mundo industrial que a un laboratorio típico, que ha servido para explicar las diferencias entre las profesiones de químico y de ingeniero químico.

Esta iniciativa cuenta con el apoyo económico y organizativo de la Dirección General de Promoción Educativa del Gobierno de Canarias. Un total de 12.000 euros adicionales de financiación han posibilitado duplicar el número de asistentes con respecto a ediciones pasadas. Y aún así, se han quedado unos 250 estudiantes fuera, pues la demanda de participantes ha sida de tal magnitud que, según la decana, resulta imposible atenderla completamente en las dos semanas de duración de la jornada.

La decana valora de manera muy positiva el trabajo del profesorado y el personal de administración y servicios de la facultad que participa en estas jornadas. Pero hace una mención especial a los doctorandos que actúan como monitores, puesto que, al ser jóvenes, tienen mayor cercanía con los alumnos de bachillerato y, además, han abordado el proyecto con la ilusión que suelen tener los investigadores que comienzan su carrera científica.