El optimismo viaja a Melilla

  • El Gobierno admite a trámite la petición de asilo de la marroquí amenazada de muerte por su noviazgo con un joven hindú.
  • Su hijo nació el 2 de enero.
El padre del bebé posa con su hijo en la habitación del Hospital Comarcal de Melilla, donde nació el pasado 2 de enero.
El padre del bebé posa con su hijo en la habitación del Hospital Comarcal de Melilla, donde nació el pasado 2 de enero.
JOSÉ PALAZÓN
El padre del bebé posa con su hijo en la habitación del Hospital Comarcal de Melilla, donde nació el pasado 2 de enero.

Cuatro kilogramos de esperanza y sobredosis de optimismo. El nacimiento del hijo de la joven marroquí K. y el joven hindú L. ha devuelto la esperanza a una pareja multiétnica debilitada por persecuciones familiares y consumida por la burocracia migratoria. Su segundo motivo para la euforia sólo pesa 2,5 gramos, pero es la clave de su futuro: es el folio de la Oficina de Asilo y Refugio que anuncia que admite a trámite la petición de residencia a la joven marroquí.

La felicidad de la noticia solapó este jueves los dolores corporales que padece K. desde que dio a luz por cesárea el pasado 2 de enero. Aunque todavía sobra tiempo para el escepticismo. "El 90% de las solicitudes de residencia se desestiman en última instancia", matiza Mercedes Rubio, letrada de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) de Melilla.

Mercedes reconoce que la historia de K. y L. es carne de asilo político. Pero ha sido testigo de demasiadas resoluciones paradójicas como para jugar a las hipótesis y probabilidades. "Desde ahora trabajaré duramente en la instrucción del expediente, revisaré alegaciones, aportaré documentación sobre la sumisión que sufre la mujer en Marruecos y demostraré la veracidad de su drama. Es lo máximo que puedo hacer".

La Comisión Interministerial de Asilo y Refugio (CIAR) tiene un plazo de tres meses para resolver el destino de K. y L. Aunque la joven marroquí ya ha rechazado la posibilidad de volver a Marruecos. "Antes me instalo en la India o me tiro de un puente".

El radicalismo de su lenguaje está justificado: su familia musulmana la ha amenazado de muerte por mantener una relación sentimental con un hombre de otra confesión religiosa; el código penal marroquí condena a las madres solteras con penas de hasta un año de cárcel, y la joven tendría que regresar sola al país magrebí porque su pareja carece de papeles para poder cruzar la frontera.

Orden de expulsión

La situación de desarraigo jurídico que vive L. también precisará la intervención de CEAR. El joven hindú tiene abierto un expediente de expulsión y la orden de deportación puede hacerse firme en cualquier momento. Mercedes Rubio se inclina por esperar la resolución de la CIAR sobre el caso de K. antes de iniciar los trámites jurídicos para regularizar su situación.

"La estrategia será solicitar la revocación de la orden de expulsión y acogerse a la Ley de Reagrupación Familiar en el momento en que ella consiga el asilo".

El matrimonio facilitaría el proceso, pero profesan religiones diferentes. Les une el cariño. Y un hijo. Y haber construido una chabola durante meses para sobrevivir en un ambiente hostil. Y la habitación compartida del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla (CETI). Pero esos conceptos son insuficientes para garantizar su legitimidad nacional.

Menos extranjeros que cotizan

El deterioro del mercado laboral provocado por la crisis ha afectado a uno de los colectivos más débiles: los inmigrantes. El número de extranjeros afiliados a la Seguridad Social cayó un 4,6% el año pasado (90.585 cotizantes menos).

Diciembre fue el quinto mes consecutivo de descensos. En total, trabajan legalmente en nuestro país 1.848.047 extranjeros, el nivel más bajo desde enero de 2007 y el 10,3% del total de trabajadores.

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