El vecindario seguro que aplaudiría otros modales y que los munipas los vigilaran. Pero están día y noche en la Coraza, dando escolta al banderón. Antes había visto, en el balcón de la casa del alcalde, un mástil desnudo: bien podrían vestirlo rumbosamente con el banderón y destinar las extras de los munipas a proteger al vecindario de las meadas.
Claro que eso sería europeo y mear en la calle ha sido, y sigue siendo, un rasgo muy español. Será por esto la vista gorda con el botellón.
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