En 2004 se consiguió frenar su descenso poblacional gracias a la llegada de inmigrantes, ya que la población autóctona siguió cayendo. Ese año, había 353.913 habitantes, según los últimos datos públicos.
En 2004 fallecieron 3.433 personas y sólo hubo 2.853 nacimientos. A ello, hay que sumar las 2.000 personas que, por diversas razones, dejaron de residir en la ciudad.
La población inmigrante, por el contrario, sumó 2.500 personas; cifra suficiente para equilibrar la balanza.
Así, los inmigrantes que viven entre nosotros son 17.181; el 4,8% de la población total.
Récord en 1981
La capital no ha vuelto a alcanzar el récord que ostentó en 1981, cuando consiguió llegar a los 433.115 habitantes.
Al año siguiente, la segregación de Erandio y el Valle de Asúa, barrios bilbaínos desde la década de los 20, se llevó de un plumazo 53.000 habitantes y quedaron 381.500.
A partir de ahí el descenso ha sido continuo. La esperanza recae en los hijos de los inmigrantes.
Nacemos dónde nos da la gana
Que los bilbaínos nacemos donde queremos no es nuevo, y entre sus habitantes hay personas nacidas en todas las comunidades autónomas del Estado; en concreto, 94.686, el 26,75% del total.
Entre ellas, la que se lleva la palma es Castilla y León, con 45.805 personas, seguida de Galicia (10.844) y Cantabria (8.886).
Los bilbaínos de adopción nacidos en otras localidades de Vizcaya son 59.500, mientras que 7.500 proceden de Álava y Guipúzcoa.
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