El accidentado se pasó varias horas gritando hasta que tuvo la suerte de ser localizado por una patrulla de la Policía Nacional. «Estaba en un lugar muy poco visible, completamente atascado», comentó el sargento Durán, jefe del equipo de Bomberos que efectuó el rescate. Para liberarlo, tuvieron que utilizar unas pinzas separadoras y, por fin, a las 3.00 horas de la pasada madrugada pudo ser atendido por una ambulancia del 061.
Los médicos destacaron que, a pesar de haber estado más de cinco horas con la cabeza entre las rejillas, este vigués de 43 años no tenía ni heridas ni conmoción y, de hecho, volvió a casa por su propio pie. Pero con el susto en el cuerpo.
El suceso del pozo
Hace más de diez años los bomberos sacaron de un pozo en la calle Aragón a un hombre que no paraba de gritar, porque al caer y tocar fondo encontró un cadáver.
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