El ayuno tiene carácter obligatorio para los adultos y están excluidos de hacerlo los enfermos, los ancianos, los niños, las mujeres embarazadas y los que se encuentran de viaje.
El ramadán, además de cumplir una función religiosa, sirve para purificar el cuerpo, fortalecer la voluntad y comprender lo que sufren los pobres, que no tienen nada que comer. Durante este mes, los musulmanes también aprovechan para estrechar lazos sociales y visitar a sus familiares.
Habib Zerkaoli. 27 años. Vivo con mis dos hermanos y solemos comer durante la noche alimentos ricos en azúcares, lácteos y proteínas que nos den energía para el resto del día. Todo buen musulmán sigue los preceptos del ramadán.
Mohamed Hallouch. 63 años. Rezo por la noche en la mezquita y después estoy con la familia en casa. Como antes del alba para coger fuerzas y durante el día sigo mi ritmo normal. Durante este mes, el cuerpo reposa de los excesos del año.
Samir Atlassi. 32 años. Rompo el ayuno con un café sobre las ocho de la tarde y después, cuando llego a casa, ceno. Me gusta vivirlo en la intimidad, no soy excesivamente estricto en otras ordenanzas, pero el ramadán hay que cumplirlo.
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