A las puertas de las segundas elecciones del año, esta vez en el País Vasco, tras las gallegas, y a poco menos de un mes de las catalanas, los partidos viven sus particulares 'juegos del hambre'. Y, así, se afanan en alejarse o desmentir hipotéticos pactos que, una vez depositados los votos, se producen sin sonrojo por obra y gracia de un acuerdo de gestión "por el bien de la sociedad". El "hablaremos con todos", la tendencia primavera-verano de este año en los debates, es el nuevo escudo electoral que vale para justificar cualquier alianza esquizoide. Con todo, lo más problemático es lo que se promete a cambio de esos apoyos necesarios para poder gobernar. Nadie se levanta de una mesa con menos de lo que llevaba.