El golfista estadounidense Scottie Sheffler acaba de ganar el prestigioso Masters de Augusta. Hay algo en la actitud del jugador que llama la atención: es un tipo tímido, sencillo y familiar. No gesticula y no hace grandes demostraciones de euforia cuando le va bien. Es discreto, dicen que camina mirando al suelo. Entre otros asuntos, ha contado una anécdota de la relación con su mujer que es muy interesante.
El día en que llegó a ser número uno del ranking del golf mundial, fue corriendo a contárselo a su esposa con la emoción y la euforia del momento y su mujer, que se llama Meredith Scudder y, según parece, es muy lista, le respondió algo así: “muy bien, saca la basura al cubo, anda”. Podríamos afirmar que este deportista tiene la mujer que le conviene y muchas papeletas para ser feliz.
Parece contradictorio, pero hay mucha gente que necesita tener cerca a alguien que le ponga los pies en el suelo y que le haga ver lo que verdaderamente importa en la vida.
Parece contradictorio, pero hay mucha gente que necesita tener cerca a alguien que le ponga los pies en el suelo y que le haga ver lo que verdaderamente importa en la vida. Quizá sea cierto eso de que los hombres necesitan sentirse admirados y reconocidos por sus parejas, pero hay momentos en los que eso se sobreentiende. Se ha demostrado muchas veces que tener una persona que sea tu fan como compañera no es tan rentable a medio y largo plazo.
La amistad tiene también la capacidad de bajar de los altares al exitoso o al que se ha subido a la parra. Una reunión de amigos es perfecta para poner en su sitio con cuatro bromas al divo, al deportista de éxito, al empresario que ha triunfado y al que se cree algo. Es muy importante rodearse de este tipo de personas que practican el memento mori con naturalidad, sin sermones ni gravedad.
Hay demasiado famoso pelele rodeado de un séquito de pelotas, vagos, golfos, chupatintas y sanguijuelas que, para mayor tristeza, suelen estar en nómina y se dedican a vivir a costa del talento, la fama o el cargo del otro. Jamás le dirán la verdad para que no se enfade, aparentarán lealtad, pero harán todo lo contrario. Jamás tendrán el valor necesario para mandar al divo a bajar la basura.
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