Entrevista

La Oreja de Van Gogh: "Con los años te das cuenta del privilegio que es pisar un escenario"

La Oreja de Van Gogh durante su actuación en el Polar Sound
La Oreja de Van Gogh durante su actuación en el Polar Sound
Polar Sound
La Oreja de Van Gogh durante su actuación en el Polar Sound

No necesita presentación porque la banda formada por Xavi, Pablo, Leire, Álvaro y Haritz es quizá una de las más icónicas y reconocidas de toda la industria musical española.

La Oreja de Van Gogh está de celebración y para ellos no hay mejor manera de festejar que seguir haciendo lo mejor que saben hacer: pisar escenarios. 

La banda donostiarra está a punto de cumplir 30 años, sin embargo, el paso del tiempo también deja huecos para sumergirse en primeras veces, y eso es lo que están haciendo. 

En esta nueva gira, el grupo se está centrando por primera vez en recorrer festivales, un formato que si bien ya conocían (tienen unos cuantos a sus espaldas), nunca habían usado como leitmotiv principal de una gira. 

En este contexto y con el camerino rodeado de técnicos y chiquillos corriendo de un lado a otro, el grupo atienda a 20Minutos cuando les quedan pocos minutos para salir a tocar al festival Polar Sound de Baqueira. Entre el público hay ganas y ánimos, al igual que entre los integrantes, quienes no han permitido que estos treinta años de carretera y noche les quiten las nervios en forma de punzadita en el estómago que a uno siempre le sobrevienen en las vísperas de lo momentos importantes. 

Van a cumplir treinta años como banda dentro de muy poquito. ¿Se sigue poniendo nerviosa una banda de treinta años cuando está a punto de tocar? Pablo Benegas: Mucho. Pero una barbaridad. Lo que pasa es que ya tenemos herramientas para manejar los nervios y que no nos bloqueen. Los nervios están siempre, sobre todo cuando son conciertos diferentes. Este (su actuación en el Polar Sound) es el segundo de la gira. Todavía estamos haciendo retoques y hay partes que vamos a improvisar porque estamos ajustando muchas cosas. Los nervios son inevitables. Tiene que haber esa chispa. Tienes que salir pensando que va a pasar algo. Si saliéramos como si no fuera a pasar nadar, probablamente no pasaría nada de verdad (risas). 

¿Se puede preguntar por esos trucos? ¿Tienen algún tipo de ritual? Haritz Garde: Hay mucho movimiento en el camerino. Yo suelo estar con las baquetas, el otro va a no sé dónde. Luego al final nos damos un abrazo para tranquilizarnos y salimos todos juntos. 

​Álvaro Fuentes: Esa ansiedad suele traducirse en comernos todo lo que hay en el camerino. 

Leire Martínez: ¡Justo eso iba a decir! (Risas.)

AF: Raro es quien no pase al lado de la mesa y se coma los Lacasitos y lo que haya. 

LM: Difícilmente nadie piensa en pelarse una naranja. Suelen ser patatas fritas y demás. Los años nos han enseñado a evitar dos cosas: primero, las cervezas o el alcohol en general, porque te da una falsa sensación de seguridad muy poco artística; y segundo, el fruto seco, porque lo llevas en el premolar hasta el final del concierto (risas). Esos son nuestros consejos. 

¿No tienen ninguna ceremonia al estilo de los tenistas, que pisan con el pie derecho la pista y se tocan las orejas? PB: Nada, nada. Nos abrazos, nos deseamos suerte, sentimos que nos sujetamos entre todos y salimos. 

Leire Martínez, vocalista de La Oreja de Van Gogh, durante su actuación en el Polar Sound
Leire Martínez, vocalista de La Oreja de Van Gogh, durante su actuación en el Polar Sound
Polar Sound

También respecto al escenario, sucede que en él debe darse lo que muchos artistas llaman magia. No es lo mismo tocar durante la primera gira que cuando llevas treinta años. ¿Se pierde la magia o permanece? AF: Permanece, y creo que esa es la clave. Yo creo que todo lo que pasa en un escenario se contagia, la magia también. Con los años te das cuenta del privilegio que es pisar un escenario y te vuelves más consciente del esfuerzo que hace la gente para poder verte, por lo que quieres hacerlo todavía mejor. Siempre hemos sido conscientes, pero hoy todavía más. 

​HG: Sí que sientes momentos de complicidad con la gente. Siempre hay momentos impresionantes y diferentes en cada concierto; siempre hay algo de magia. 

Para esta actuación que les espera, hay gente muy joven en primera fila con carteles y camisetas con el nombre del grupo. ¿Cuál es el secreto para convertirse en una banda intergeneracional? PB: Puf, por eliminación tiene que ser la música que hacemos (risas). Yo creo que quitando todo lo que no sea música, no valemos gran cosa, más allá del valor que tenemos en la vida privada. Creo que lo que proyectamos es música y si hemos conseguido ser tan transversales, como dicen los polémicos, es por el triunfo de nuestras canciones. Nos llama la atención ver cómo gente que nos sigue desde el principio ha tenido familia y les pone a sus niños nuestras canciones, y esos niños las conocen como los discos aquellos de sus padres. 

​LM: Me gusta que hables de sus hijos como "los niños". Es que los de veinte años son los hijos de esa gente que escuchaba La Oreja (risas). 

​PB: Claro, claro. Para ellos, nuestros discos son la música de los viajes que ponían sus padres.

​LM: Nosotros en nuestros coches recordamos a Ana Belén, Perales o Mocedades; ellos a nosotros. Debería haber un premio por eso, lo digo totalmente en serio, que sea más grande que un Grammy. 

Mucha gente quizá no sepa decir un tema de La Oreja de Van Gogh, pero seguro que ha escuchado bastantes porque sus canciones ya han trascendido y se han hecho populares, y esto implica mucha responsabilidad. ¿Qué sentimientos les genera? PB: Al final son nuestras canciones, es lo que sabemos hacer y es lo que hemos venido a hacer. Lo vamos a intentar hacer lo mejor posible y vamos a cuidarlo lo mejor posible, tanto por respeto a nosotros como por respeto a todas las personas que llevan años escuchándonos. 

Decían al principio que este era el segundo concierto de su gira. Cuenten un poquito sobre ella. AF: Es una gira diferente porque nunca habíamos hecho una gira de festivales. Es un circuito que desconocemos. Hemos hecho ya alguna cosa suelta, pero este año va a ser todo así. Para nosotros es un reto, pues sabemos que hay mucha gente que está en el festival que nunca pagaría una entrada por vernos, pero también es un momento para convencerlos y mostrarles nuestra actitud en directo. También lo estamos disfrutando mucho porque estamos reencontrándonos con un montón de compañeros a los que hacía muchísimo que no veíamos y con los que estamos disfrutando un montón al compartir escenario. 

¿Le queda cuerda entonces a La Oreja de Van Gogh? LM: Sí, sí. Mientras nos dejen... (Risas.) 

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