Si se desplazan al centro de Madrid, los amantes del tenis podrán jugar hasta el 26 de abril en una curiosa pista de tierra batida que han instalado en la Plaza Mayor. Un guiño, pero también una réplica exacta, gemela, de la de la Caja Mágica. Quienes deseen probarla podrán hacerlo durante una hora por un simbólico euro, como adelanto del Mutua Madrid Open de Tenis, para el que habrá que esperar dos semanas.

Coincide su inicio casi con el Día del Libro, que se celebra con innumerables actividades y con un éxito que desmiente el que la cultura resulta de interés para solo unos pocos, si juzgamos por la acogida que en años anteriores ha experimentado la Noche de los Libros, las firmas y las presentaciones no exactamente improvisadas pero sí con mucho de informal. Las librerías rebosan de novedades, los autores pugnan porque se sepa, en mitad de la marabunta, que estarán allí o aquí, y las redes sociales arden con una oferta que solo se tilda de excesiva, como comienza a estilarse definirla, cuando la protagoniza la cultura.

El cartel de la Feria del Libro de Madrid hace un guiño a los JJ OO que se celebrarán en París este verano

El cartel de la Feria del Libro de este año, la número 83, muestra una colorista ilustración de Mikel Casal en la que un corredor porta una llamita en un libro abierto. El lema de este año intenta una conciliación entre el cuerpo y la mente, y reza: "Entrena tu mente, lee tu cuerpo". Hay, o a mí me lo parece, un interés quizás más marcado de lo necesario en insistir en el atractivo de la lectura a través de otras actividades: la prueba de que la sociedad desconfía de las actividades en solitario, o de que quien gestiona la lectura no se cree del todo el que a alguien le pueda gustar, en serio, de verdad, sin otros aditamentos, sumergirse en un libro durante horas. Como si la Feria no fuera, en el fondo, sin límites de tiempo y sin pago, nuestra particular pista de tierra batida.