César Luena Vicepresidente de la Comisión de Medioambiente Grupo de los socialdemócratas en el Parlamento Europeo
OPINIÓN

Protección, conservación y, por fin, restauración

El Parlamento Europeo en una imagen de archivo.
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Getty Images
El Parlamento Europeo en una imagen de archivo.

El Parlamento Europeo ha aprobado por fin el reglamento de restauración de la naturaleza que marca un hito en la recuperación y preservación de los ecosistemas naturales. Ante las múltiples protestas de las últimas semanas por parte del sector primario, es crucial conocer este reglamento, sus objetivos, por qué es de vital importancia, los compromisos internacionales que lo respaldan y las flexibilidades introducidas en las negociaciones para facilitar su implementación y considerar las preocupaciones de ciertos sectores.

El reglamento de restauración de la naturaleza es una legislación que tiene como objetivo principal promover la recuperación de los ecosistemas naturales en la UE centrándose en la restauración de hábitats degradados. El reglamento no trata de crear más áreas protegidas, sino solo de mejorar la naturaleza dentro y fuera de las áreas protegidas existentes con el fin de mejorar la resiliencia de todos los ecosistemas, incluidos aquellos que dependen más directamente de la biodiversidad para su productividad como los bosques, tierras agrícolas, áreas marinas y masas de agua dulce.

Para ello, el reglamento establece el objetivo de implementar medidas de restauración en el 20% de las zonas terrestres y marítimas de la Unión de aquí a 2030 y en todos los ecosistemas que necesiten restauración en 2050.

Por otro lado, el reglamento establece una serie de obligaciones para ecosistemas específicos, en algunos casos a través de la fijación de objetivos cuantitativos concretos, como en el caso de los ríos de curso libre, y en otros casos a través de establecer la mera obligación de los Estados miembros de realizar esfuerzos para conseguir incrementar la biodiversidad, sin ni siquiera establecer una obligación de resultado, como es el caso de los ecosistemas agrícolas.

Actualmente, en Europa, alrededor del 50% de los cultivos dependientes de polinizadores se enfrentan a déficits de polinización. En las últimas décadas hemos agotado el 70% de los suelos. La desertificación de tierras de cultivo está aumentando drásticamente y casi el 30% de nuestra agua subterránea está bajo presión.

La necesidad de aplicar este reglamento se fundamenta en la urgencia de revertir la degradación ambiental y de poder mantener unos servicios ecosistémicos que son vitales para la vida en el planeta. La restauración de la naturaleza no solo beneficia a la biodiversidad, sino que también contribuye a mitigar el cambio climático, a mejorar la calidad del agua y del aire, y a promover la resiliencia de los ecosistemas ante futuros desafíos ambientales.

La nueva legislación establece un marco legal sólido para abordar estos problemas de manera efectiva y para abordar situaciones que, si no se abordan urgentemente, resultarán en mayores pérdidas y daños para muchos sectores de la economía a medio y largo plazo, incluida la agricultura. Si no hay suelos fértiles ni polinizadores, si no hay materia orgánica en las tierras de cultivo, si no cuidamos de nuestros bosques, mares o ecosistemas de agua dulce, si no reverdecemos nuestras ciudades y si no actuamos ahora, será más difícil revertir estos problemas en el futuro.

La adopción de este reglamento además está en línea con los compromisos internacionales asumidos por la UE, especialmente en el contexto de la Conferencia de Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica y del Marco Global de Biodiversidad adoptado en Montreal en diciembre de 2022, en el que los líderes mundiales de 188 países, incluyendo la UE, se comprometieron a tomar medidas concretas para detener la pérdida de biodiversidad y restaurar los ecosistemas degradados. El reglamento de restauración de la naturaleza es una pieza fundamental para el cumplimiento de estos compromisos.

El reglamento ha sido diseñado de manera flexible para adaptarse a las necesidades y circunstancias específicas de los Estados miembros y de los diferentes sectores económicos.

Por ejemplo, para su implementación, los Estados miembros elaborarán planes nacionales de restauración, detallando las medidas necesarias para cumplir los objetivos establecidos, en los que tendrán que involucrar a los sectores afectados y la ciudadanía, cuya participación será fundamental para el éxito de la ley. Cada Estado miembro decidirá sobre las áreas a restaurar y sobre las medidas a implementar.

Además, durante las negociaciones, se han incluido nuevas disposiciones que facilitan la implementación del mismo. Entre estas, se destacan flexibilidades para tipos de hábitats terrestres muy comunes y extendidos en la UE, flexibilidades para ciertos tipos de hábitats marinos y flexibilidades para los ecosistemas urbanos, forestales y agrícolas. A su vez, se destaca la aprobación de un freno de emergencia que suspenderá las provisiones correspondientes a los ecosistemas agrícolas por un periodo máximo de doce meses en circunstancias excepcionales que puedan tener un impacto muy severo en la seguridad alimentaria.

Europa cuenta desde ahora con una legislación sólida que aborda efectivamente la recuperación de la naturaleza, la pérdida de biodiversidad, el cambio climático, el desarrollo sostenible y que responde a nuestros compromisos internacionales.

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