¿Qué hay de verdad en cómo se retrata a los mafiosos? Estos son los diez mandamientos de la Cosa Nostra

El halo cinematográfico que envuelve a la figura del mafioso tiene mucho de auténtico.
El halo cinematográfico que envuelve a la figura del mafioso tiene mucho de auténtico.
HENAR DE PEDRO
El halo cinematográfico que envuelve a la figura del mafioso tiene mucho de auténtico.

La serie The Gentleman se ha convertido en lo más visto de Netflix. No es de extrañar si en la dirección se encuentra Guy Ritchie, il capo de los thrillers de criminales mafiosos. Pero, ¿qué hay de cierto en la manera que tiene la industria audiovisual de retratar a la mafia?

El halo cinematográfico que envuelve a la figura del mafioso tiene mucho de auténtico, más de lo que puedan emular las películas sobre espías. Mientras que el espionaje no es, en la realidad, tan glamuroso como el que se muestra en el cine, el mafioso sí ha sido representado con sorprendente veracidad.

Gracias a Coppola, solemos imaginar a un grupo de panzudos trajeados, puro en mano, bajándose de un cochazo en la Little Italy neoyorquina. Una imagen bastante certera, pues la emigración italiana hacia EE UU, durante los años '50, fue clave en la configuración de esta tipología criminal.

Cuenta la leyenda que la mafia nació de tres caballeros españoles que huyeron de Toledo hacia las costas sicilianas en el siglo XV. Se llamaban Osso, Madrosso y Carcagnosso. El primero se quedó en Sicilia y creó la Cosa Nostra; el segundo marchó a Nápoles y formó la Camorra; el tercero se fue hacia Calabria y originó la ‘Ndrangheta.

Lo cierto es que nadie sabe exactamente cómo y cuándo surgieron estas tres vertientes criminales, pero sí sabemos cómo funcionan. En el año 2007, durante una operación policial de los Carabinieri, los agentes descubrieron el estatuto de la Cosa Nostra, un texto redactado por los padres constituyentes en el siglo XIX. Se trata de una especie de Constitución en la que se marcan las pautas de comportamiento que todo integrante ha de seguir y jurar. Del código mafioso no han trascendido todas las reglas, pero pueden delimitarse diez grandes normas.

Los diez mandamientos de la mafia

  1. Se jura lealtad al jefe, esto implica que siempre se le ha de contar la verdad.
  2. Los niños y las mujeres son intocables.
  3. No se mira ni desea la mujer de otro, y la esposa ha de respetarse.
  4. Está prohibido irse de bares y tabernas, o cualquier tipo de distracción similar.
  5. Las citas son ineludibles, incluso si la mujer se encuentra de parto. La disponibilidad con la organización es máxima.
  6. La puntualidad es imprescindible, no está permitido llegar tarde a una reunión.
  7. Se puede matar, extorsionar o traficar, pero jamás se robará dinero.
  8. No se puede prestar dinero a un amigo. En caso de necesidad, ha de hacerse a través de una tercera persona.
  9. No se pacta con la policía.
  10. No se permite la entrada a la organización a quienes tengan algún familiar en las fuerzas y cuerpos de seguridad, a los que hayan sido infieles a sus parejas, y a quienes tengan un comportamiento inapropiado.

Los integrantes son llamados uomini di onore, y en tal decálogo queda forjado cuánto importan el honor y la famiglia. Su especial idiosincrasia se refleja también en la comunicación. El lenguaje de la mafia es críptico, repleto de refranes y metáforas. Muchos pentiti (arrepentidos), desvelaron lo difícil que resultaba a veces entender los planes, pues ciertas frases cobran significados subliminales, y solo quienes están realmente integrados son capaces de descifrar las intenciones.

La mafia alcanzó en Italia casi todos los estratos sociales, sectores y administraciones, y, como animal hambriento, fue mordiendo poder y bebiendo de él. Pero su éxito no se debió solo al plomo y al miedo.

En general, la moralidad resulta polimorfa, maleable, a menudo se adecua a la individualidad de quien la aplica, y parece desprenderse por el camino de su propia etimología. No ocurre así en la Cosa Nostra. No hay laxitud en su concepción de integridad. Son criminales, sí, pero también son hombres de palabra. Se adhieren a su especial decálogo de valores, porque la mafia va más allá de la organización criminal, es una forma de pensar y de entender la vida. Ha sabido desenvolverse con astucia y pericia, basándose en lo que a todo ser humano le resulta ineludible: su propia moralidad. A nuestros ojos son la antítesis de la ética, ante los suyos, son pura nobleza. Por eso se les va la vida en ello, y se cobran vidas por ello. No es cuestión de dinero. Es cuestión de dignidad. Y la ficción, esta vez, se queda corta con la realidad.

Biografía

Carmen Corazzini estudió periodismo y Comunicación Audiovisual. Se especializó con un máster en 'Estudios Avanzados en Terrorismo: análisis y estrategias' y otro en 'Criminología, Victimología y Delincuencia'.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento