Treinta días ayunando hasta el atardecer. Este es el eje central del Ramadán, uno de los pilares sagrados del islam que busca la reflexión sobre la caridad y la adoración, y que reúne a familias y amigos alrededor de la mesa en el momento de la ruptura del ayuno.

Su fecha de comienzo fluctúa cada año, porque se basa en el calendario lunar. Normalmente, sucede cuando el comité de avistamiento de la Luna, situado en Arabia Saudí, divisa este elemento en fase de cuarto creciente: este año ha comenzado el pasado 11 de marzo y finalizará el 9 de abril. 

Escuchar música es 'haram'

Encender la radio en el coche, poner música en la ducha o llevar cascos en el transporte público son pequeños actos cotidianos que forman parte de las restricciones de los musulmanes durante el Ramadán. Lo consideran 'haram', un concepto utilizado para hablar del 'pecado' en el Islam. Pero, ¿es así más allá de esta época de ayuno?

Efectivamente, la mayoría de eruditos considera que la música está completamente prohibida en el Islam, incluso fuera de la época del Ramadán, mientras que otros opinan que es permisible siempre y cuando esté libre de temas poco éticos como la sensualidad, la inmoralidad y otro tipo de mensajes subliminales.

Comienza el Ramadán: qué es, origen, cuánto dura y en qué consiste el mes sagrado del Islam

Acudiendo al texto sagrado del Islam, que como en todas las religiones, está sujeto a la interpretación de cada uno, se puede leer como se describe lo que es 'haram':

“Gente entre mis seguidores beberá vino, llamándolo con otro nombre, y instrumentos musicales se tocarán y chicas cantarán para ellos. Allah hará que la tierra los trague y los convertirá en monos y cerdos”.

Más restricciones en el Ramadán

Para alcanzar la piedad y lograr los objetivos espirituales durante el Ramadán, el Islam propone algunas restricciones más allá de no comer o beber desde el amanecer hasta el atardecer. Otras son:

Aunque las restricciones no les impiden continuar con su trabajo, estudios o vida cotidiana, los musulmanes deben acudir a la mezquita a realizar una de las cinco oraciones diarias previstas y que, al acabar el Ramadán, hayan leído el Corán por lo menos una vez.