Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

La semana de las cortinas de humo

Humo, cortinas y mentiras.
Humo, cortinas y mentiras.
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Humo, cortinas y mentiras.

Estamos en la semana de oro de la información de parte. Tenemos ofertas inigualables en cortinas de humo, estores de odio, paneles japoneses que difuminan lo que hay al otro lado y visillos de opinión que permiten una mirada parcial y sesgada de la jugada. Hoy es el día en el que se aprueba la amnistía, pero hemos hablado muy poco de ella en beneficio de una serie de asuntos que nos han mantenido entretenidos.

El aniversario del 11 de marzo necesitaba una cuota de atención razonable, pero se presentó como el lodazal que siempre ha sido por culpa de dos partidos políticos mayoritarios que no quieren reconocer sus errores ni juntarse por un momento a pensar en las víctimas y, por qué no, en el agresor. El agresor es una de las claves de este conflicto y nadie está reflexionando sobre él a gran escala. La jugada le salió de maravilla y me temo que sus efectos siguen funcionando. No se puede ser más obtuso.

El asunto del señor Koldo también ha reclamado su cuota de pantalla con estribillos manidos, frases de guardería que versionan de forma patética el “y tú más” y huidas hacia adelante en espera de que la justicia vaya deshaciendo la madeja y los medios de comunicación nos inyecten poco a poco el veneno de los avances de la investigación día a día para que no nos olvidemos de que somos adictos.

Lo más duro es escuchar el cuento de la reconciliación y del triunfo de la política.

También hemos conocido la acusación de la fiscalía a la pareja de la Presidenta de la Comunidad de Madrid por un asunto sucedido antes de que fueran pareja. No ha importado nada. La Ministra de Hacienda ha salido a pedir explicaciones rápidamente y a acusar a su bestia negra. Podemos ver vídeos de la misma señora Montero pidiendo respeto para la esposa del Presidente del Gobierno por una acusación similar. En ese caso es una ciudadana anónima, pero las similitudes son evidentes. Un cachondeo.

Y llegamos al jueves con la amnistía zurcida y remendada a gusto del consumidor. Una ley en la que políticos perdonan a políticos y en la que se esconden varios casos serios y flagrantes de corrupción. Todo ello para mantenerse en el poder y seguir avanzando con importantes dosis de candidez hacia un futuro turbio y complejo. Lo más duro es escuchar el cuento de la reconciliación y del triunfo de la política. A otro perro con ese hueso, señorías. Que no somos idiotas, aunque estemos despistados.

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