OPINIÓN

Los Windsor, de baja

El rey Carlos III ha llevado a cabo este domingo su primera aparición pública desde que anunció su diagnóstico de cáncer al acudir a misa junto a la reina Camila. Allí ha saludado a los curiosos mientras se dirigía hacia la iglesia de Santa María Magdalena en su finca de Sandringham, situada en el este de Inglaterra.
El rey Carlos III llevó a cabo este domingo su primera aparición pública desde que anunció su diagnóstico de cáncer al acudir a misa junto a la reina Camila. Allí ha saludado a los curiosos mientras se dirigía hacia la iglesia de Santa María Magdalena en su finca de Sandringham, situada en el este de Inglaterra.
El rey Carlos III ha llevado a cabo este domingo su primera aparición pública desde que anunció su diagnóstico de cáncer al acudir a misa junto a la reina Camila. Allí ha saludado a los curiosos mientras se dirigía hacia la iglesia de Santa María Magdalena en su finca de Sandringham, situada en el este de Inglaterra.

La reina Camila se ha cogido una baja laboral de siete días, esto es, una semana de descanso, en su cada vez más apretada agenda oficial para desconectar lejos del Reino Unido del stress que le está pasando factura como consecuencia de los difíciles momentos que atraviesa la familia real británica.

La situación, que lejos de aclararse se va complicando por días, parte del ingreso hospitalario del rey Carlos para lo que iba a ser una intervención rutinaria de próstata y que acabó derivando en un cáncer del que está siendo tratado. Por aquellos días, la princesa de Gales se sometía también a una operación abdominal que, desde el primer momento, y por expreso deseo de Kate, estuvo envuelta en el mayor de los secretismos.

Carlos ha suspendido sus apariciones públicas y atiende en la medida de sus posibilidades los asuntos de Estado en Sandringham, su residencia de campo. Kate, por su parte, se ha refugiado en Windsor durante estas semanas en las que solo ha recibido las visitas de sus familiares más cercanos. Camila y Guillermo han tenido que multiplicarse para cubrir en solitario estas ausencias.

Apartados Harry y Meghan y relegado también el príncipe Andrés solo quedan como miembros activos para representar a la institución la princesa Ana y el príncipe Eduardo, que siempre discretos y cumplidores, echan una mano en lo que pueden.

La incorporación de la princesa de Gales a sus obligaciones oficiales estaba prevista para la semana de Pascua, pero en las últimas horas una información difundida por el British Army confirmaba su presencia en el desfile Trooping the Colour el 15 de junio.

De nuevo saltaron todas las alarmas ante lo que se entendió como un nuevo retraso en su larga convalecencia. La información se retiró, pero las dudas sobre su reaparición se acrecientan.

Un annus horribilis para la Corona, como diría Isabel II.

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