Carmelo Encinas Asesor editorial de '20minutos'
OPINIÓN

Trump, Putin y Abascal

Santiago Abascal y Donald Trump, este sábado en Washington.
Santiago Abascal y Donald Trump.
VOX
Santiago Abascal y Donald Trump, este sábado en Washington.

Máxima inquietud en Europa ante la perspectiva de que Donald Trump sea el candidato republicano a las elecciones presidenciales de noviembre. Solo la Corte Suprema, de tinte conservador y con tres de sus nueve integrantes puestos por Trump, podría frenar su cabalgada electoral por falsas denuncias de fraude y el asalto al Capitolio en 2021, las únicas de sus muchas imputaciones y delitos probados que pueden apartarle legalmente de la carrera política.

De llegar a las elecciones hay dudas de que el desmemoriado Joe Biden sea capaz de volver a ganarle, y la única esperanza es que el espanto que genera Trump movilice masivamente al electorado en favor de los demócratas. Son las mismas esperanzas que alimentan los líderes europeos que consideran muy lesivo para los países de la UE un segundo mandato de Donald Trump. De hecho, la Comisión Europea ya está valorando el impacto económico que una victoria republicana tendría en Europa habida cuenta de que el equipo de Trump planea un rosario de acciones arancelarias contra la UE y contra los impuestos europeos a las digitales norteamericanas.

A la embestida financiera hay que añadir los desacuerdos en materia estratégica y de defensa que afectan directamente a la guerra de Ucrania. En las cancillerías del viejo continente existe la convicción de que la vuelta a la Casa Blanca del expresidente republicano favorecería una victoria rusa en la contienda. Eso de hecho ya está ocurriendo al mantener vetado en el Congreso el paquete de 60.000 millones de ayuda a Kiev. Los últimos avances del Ejército ruso son claramente atribuibles a la falta de munición y material bélico que Zelenski reclama a Occidente.

Es obvio que Vladimir Putin se frota las manos ante la perspectiva de un nuevo ascenso de Donald Trump y que, si su gigantesco aparato de hackers puede echarle un cable, como otras veces lo hizo, así lo hará.

Tampoco en el Kremlin han pasado inadvertidas las afirmaciones del expresidente animando a Putin a invadir aquellos países aliados de la OTAN que no gasten al menos el 2% del PIB en defensa, como es el caso de España. Afirmaciones que no son el fruto de un calentón –las ha repetido varias veces– y que no disuadieron al líder de Vox, el muy español Santiago Abascal, de acudir la semana pasada a Maryland para asistir a la Conferencia de Acción Política Conservadora que ofició el propio Donald Trump. Allí sentaron a Abascal en las primeras filas cerca de las patillas de Javier Milei y del hijo de Bolsonaro, el mismo que está imputado por ofensas machistas y apología de actos criminales entre otras cosillas. Cuanto dijo en su discurso el expresidente, por tremendo que fuera, fue aplaudido a rabiar por Abascal, sobre todo el fragmento de su alocución en el que le felicitó por sus éxitos asegurando estar al tanto de lo mucho que ha progresado Vox últimamente. Un comentario lisonjero que da idea de lo que sigue Trump la política española.

Un rato antes, en el hotel de Maryland, el expresidente recibió durante un cuarto de hora a Santiago Abascal para posar juntos y hacerse la foto. Lo más grande fue el comunicado de Vox sobre el encuentro en el que, según señala, ambos líderes hablaron "del fortalecimiento de las fronteras a la inmigración, la soberanía de las naciones frente al globalismo, la protección a la familia, la ideología de género y la inversión en defensa". Si al cuarto de hora le restas los minutos del saludo inicial, los del posado para la foto y la despedida, cabe preguntarse cuántos segundos pudieron dedicarle a cada uno de esos trascendentes asuntos. Es lo que tiene el populismo, que vale todo.

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