Helena Resano Periodista
OPINIÓN

"Por favor, no me cuelgues"

Combo que muestra a los dos paramédicos de la Media Luna Roja palestina atacada por las tropas israelíes en ciudad de Gaza que rescataron el cadáver de la niña de 6 años Hind Rajab.
Combo que muestra a los dos paramédicos de la Media Luna Roja palestina atacada por las tropas israelíes en ciudad de Gaza que rescataron el cadáver de la niña de 6 años Hind Rajab.
Media Luna Roja
Combo que muestra a los dos paramédicos de la Media Luna Roja palestina atacada por las tropas israelíes en ciudad de Gaza que rescataron el cadáver de la niña de 6 años Hind Rajab.

"Se está haciendo de noche y tengo miedo". La voz de Hind estremece. Es una niña asustada, una niña de 6 años, que llama desesperada a emergencias. Se ha quedado sola en su huida: estaba con sus tíos y sus primos y todos han muerto. Todos han sido asesinados por disparos israelíes, excepto ella. Con sólo 6 añitos es capaz de llamar a su madre. Ella le dice que marque el número de la Media Luna Roja, como si ahí pudieran hacer algo. Quien le responde al otro lado del teléfono la intenta calmar. Pero Hind tiene miedo. Se está haciendo de noche. "Venid a por mí, por favor".

Su voz al otro lado del teléfono suena desesperada, aterrada. Le pide a la mujer que atiende la llamada que no le cuelgue: "Por favor, quédate conmigo. Cuando venga alguien, me cuelgas, ¿vale?".

Nadie llegó. Nadie pudo hacer nada. Hind murió sola. Muerta de miedo. Escuchando disparos, bombas, escuchando cómo los tanques israelíes se iban acercando poco a poco… Huía de la ciudad de Gaza sin entender muy bien nada de lo que pasaba. Sin entender por qué, si llamaba a emergencias, nadie podía salvarla, nadie iba a buscarla. Se hacía de noche y es lo que más temía ella: la oscuridad. Todo lo que esa oscuridad le había atemorizado en su corta vida se hizo esa noche realidad.

El lunes se hizo pública esa llamada ante la que cuesta mucho mantener a raya las lágrimas. Su llanto, su petición inocente de que no le cuelguen, de que sigan ahí al otro lado de la línea para no sentirse sola, porque se ha hecho oscuro, porque no ve nada y porque tiene tanto miedo, te desgarra. Oírla así genera una sensación terrible de impotencia. Hind murió en una guerra que está siendo demasiado cruel, especialmente con los niños, especialmente con los civiles palestinos. Por mucho que algunos no lo acaben de entender, luchar contra Hamás no es esto. No sé en qué punto matar a una niña de 6 años aterrada puede ayudar a acabar con el terrorismo. No lo entiendo. Y es tan cruel como todo lo que vemos cada día.

Sé que llevamos semanas hablando de este conflicto, que nos queda lejos, que hay fatiga emocional de ver tantas imágenes de niños y familias heridas, no solo de esta guerra, la de Gaza, también de la de Ucrania. Que muchos de ustedes prefieren poner en off todo lo que sea "saber de desgracias", que la información últimamente no trae nada bueno, que prefieren aislarse ante tanto dolor, pero no podemos cerrar los ojos. No podemos taparnos los oídos, porque entonces permitiremos que nuestro mundo sea un poco peor, sea mucho más injusto. Hoy le ha tocado a esa niña, una niña que tenía toda la vida por delante y que murió aterrada. Hind, por cierto, quería ser médico, soñaba con salvar a otros. A ella, nadie la pudo salvar.

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