A fondo

Regreso al pasado: la UE ya se prepara para una vuelta de Trump al poder

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente de EE UU, Donald Trump.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el expresidente de EE UU, Donald Trump.
EUROPA PRESS
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente de EE UU, Donald Trump.

Hay etapas que se superan y épocas a las que se vuelve. Eso le pasa a la Unión Europea con Donald Trump, en un año además decisivo donde no solo se celebran elecciones en Estados Unidos, sino también comicios al Parlamento Europeo (que además son antes que la cita en Washington). El regreso del magnate a la Casa Blanca es una posibilidad muy realista, y Bruselas se mentaliza para una relación mucho más tirante con Estados Unidos, como ya pasó desde 2016. Ahora hay dos vías sobre cómo tomarse ese escenario: desde el lamento o como una oportunidad para que la UE sea más independiente y autónoma en el escenario global.

Al menos en los pasillos de las instituciones europeas pesa más la segunda opción, precisamente porque el contexto de Trump en el poder ya no le es nuevo a la Unión. Se trata de aprender del pasado. "La UE está más y mejor preparada ahora, se ha demostrado en estos últimos cinco años. Se han tomado decisiones que muestran que podemos ser autosuficientes, por mucho que EEUU sea un socio clave", resumen las fuentes consultadas por 20minutos que al mismo tiempo no quieren "anticipar nada" hasta saber qué pasa en las urnas tanto a un lado como al otro del océano.

El vínculo Bruselas-Washington va más allá de la ayuda a Ucrania o de formar el bloque occidental frente a los designios de Pekín y de Moscú. La realidad es que ese esquema bipolar pero a cuatro puede quedar resquebrajado si los Republicanos vuelven al poder, incluso pese a que las relaciones con la Administración Biden también han tenido muchos altibajos -por ejemplo con la legislación IRA y la política industrial-. Pero en política no hay nada mejor que tener un 'enemigo común' para unir fuerzas. Eso le ha pasado a la relación transatlántica con respecto a Rusia; la vuelta de Trump puede amenazar seriamente ese 'matrimonio'.

El factor de la Defensa es quizá el más importante ahora mismo porque la invasión rusa de Ucrania lo sigue envolviendo todo y es un asunto que ya ha anticipado los primeros (nuevos) choques de la UE con Donald Trump. El expresidente reconoció que no defenderá a ningún aliado de la OTAN si no cumple con el 2% de inversión militar, y que de hecho animaría a la Rusia de Putin a atacar. En este sentido, el Alto Representante, Josep Borrell, le recordó al magnate que la Alianza Atlántica "no es una organización a la carta". Estos movimientos no son algo genérico, sino que se dan en torno a la supervivencia de Kiev en la guerra; en un conflicto que ahora mismo está estancado.

De hecho, todos se preparan para un choque a largo plazo, y algunas alarmas se encienden. Ucrania necesita ayuda sostenida en el tiempo y la UE va salvando la aprobación de más apoyo, en el Estados Unidos la situación es más compleja. Bruselas asume que el grifo de Washington se puede cerrar si vuelve Trump y la Unión se prepara para quedarse "sola" en ese respaldo a Kiev. "Si consideramos todas las variables, parece poco probable que los niveles de apoyo financiero en 2025 sean igual que los que hemos visto en los primeros 14 meses de guerra. Es posible que el apoyo se corte de manera dramática", avisa por ejemplo sobre este asunto Rachel Tausendfreund del German Marshall Fund.

¿Y una posible guerra comercial? La UE sabe que es otro escenario factible. "No hay que descartar nada, pero repetimos: ya sabemos qué hay que hacer y qué no. Tenemos la experiencia de hace años", inciden las fuentes. El asunto arancelario ya dio problemas durante el anterior mandato de Trump y la IRA sigue sobre la mesa en el proceso de reindustrialización de la UE. Y ese choque ya se ha visto con reacciones concretas. A principios de enero la Comisión Europea estrenó un nuevo mecanismo: el matching aid. A través del mismo, la Comisión ha autorizado a Alemania a dar 902 millones al fabricante sueco de baterías Northvolt para que no se vaya a EEUU, pues también había recibido una 'oferta' para verse beneficiada por la IRA, la norma americana para atraer inversiones.

También entra en juego un actor que mira todo desde la distancia: China. El gigante asiático para la UE es un desafío estratégico, pero la colaboración sigue siendo estrecha en algunos ámbitos aunque el bloque comunitario ya trabaje en distanciarse. Pero en el caso de Trump estamos hablando del gran enemigo a nivel global. Eso también se podría notar en las relaciones Bruselas-Washington. Con el gigante asiático la UE quiere confrontar del todo, y sirve como prueba la apertura de una investigación antisubvenciones sobre las importaciones de vehículos eléctricos de batería (BEV) procedentes de China. La investigación determinará en primer lugar si las cadenas de valor de los BEV en China se benefician de subvenciones ilegales y si estas subvenciones causan o amenazan con causar un perjuicio económico a los productores de BEV de la UE.

En caso de que ambas cosas resulten ciertas, la investigación examinará las probables consecuencias y el impacto de las medidas en los importadores, usuarios y consumidores de vehículos eléctricos de batería en la UE. Sobre la base de los resultados de la investigación, la Comisión determinará si redunda en interés de la UE remediar los efectos de las prácticas comerciales desleales constatadas mediante la imposición de derechos antisubvenciones a las importaciones de vehículos eléctricos de batería procedentes de China. Este fue uno de los grandes anuncios de Ursula von der Leyen el pasado septiembre, durante el discurso sobre el Estado de la Unión, y dice mucho de cómo quiere ser la UE en el futuro. Trump, en cambio, podría ir mucho más allá.

El expresidente de Estados Unidos no tiene especial interés en una buena relación con Europa, y solo abogará por ella si se da en unas condiciones que sean beneficiosas para la Casa Blanca. Su apuesta por el proteccionismo puede llevar a la UE a coger también esa vía. La autonomía estratégica del proyecto europeo tiene una especie de trampa: quizá quedarse solo en el escenario global le lleve a impulsarse, pero existe el riesgo de que acabe metida demasiado en sí misma. Las urnas, a uno y otro lado del océano, lo dirán.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento