Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

Davos, ¿Qué hay de lo mío?

El presidente ucraniano Volodímir Zelenski habla en la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos.
El presidente ucraniano Volodímir Zelenski habla en la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos.
Markus Schreiber/AP/LAPRESS
El presidente ucraniano Volodímir Zelenski habla en la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos.
El relato político es una mentira maquillada y grotesca.El relato político es una mentira maquillada y grotesca.Pexels
Costumbrismo Digital por Juan Luis Saldaña

Una de las mejores escenas del cine español se puede encontrar, sin duda, en la película Aquí llega Condemor el pecador de la pradera, la primera película de Chiquito de la Calzada. No se asusten, pueden seguir leyendo. Estoy bien. En este magnífico western aparece dos o tres veces un personaje siniestro con un poncho y una mula que hace un sonido de cascabeles y que pasa al lado de los protagonistas. Todo se para en ese momento, la cámara lo enfoca y el personaje mira y dice: “¿Y qué hay de lo mío?”. Nadie le responde, el tipo sigue su camino y la película continúa con su historia disparatada.

El pasado día 19 de enero se dio por concluido el Foro de Davos del año 2024. Entre otros asuntos más habituales y, como siempre, con el aeropuerto cercano lleno de aviones privados, se ha tratado la cuestión de la desinformación y la información falsa como uno de los riesgos más graves a los que nos enfrentamos en los próximos años. Se ha apuntado a un control necesario de avances tecnológicos como la inteligencia artificial y a la necesidad de supervisar y segmentar informaciones desde arriba hacia abajo. Si lo analizamos en frío, esto se parece un poco a la censura.

Tanta belleza y tanta riqueza natural parecen invadidas por una ola de plutocracia bien pensante con buena prensa y mucho poder.

En Davos coincidieron Conan Doyle y Stevenson buscando un aire propicio para luchar contra la tuberculosis. Thomas Mann se inspiró en el sanatorio Schatzalp de Davos tras una visita con su esposa para escribir La Montaña Mágica. La Juventud, de Sorrentino es otra película que bebe de Mann y que tiene algo que ver con Davos. Tanta belleza y tanta riqueza natural parecen invadidas por una ola de plutocracia bien pensante con buena prensa y mucho poder. El resto de la humanidad puede pensar, ¿y qué hay de lo mío?

Algún líder mundial, alguna organización supranacional, algún estado o alguien con poder debería tener una respuesta seria para una pregunta que parece que hemos olvidado todos: ¿De dónde salió la pandemia? Además, deberían explicar qué pasa con todas las derivaciones futuras que esta amenaza conlleva. Parece que está feo preguntar, que no hay respuesta o que no interesa encontrarla. Esto no debería ser normal, no podemos estar anestesiados después de lo que hemos pasado. Necesitamos respuestas. O eso quiero creer.

Algún líder mundial, alguna organización supranacional, algún estado o alguien con poder debería tener una respuesta seria para una pregunta que parece que hemos olvidado todos: ¿De dónde salió la pandemia?

Es una realidad incuestionable que si dices o escribes algunas palabras relacionadas con el asunto, los algoritmos van a por ti y las grandes empresas tecnológicas que hay detrás se ocupan de que tu mensaje no llegue y de que tu voz se apague. El foro de Davos puede tener buenas intenciones, pero transmite la sensación de un grupo de millonarios almorzando antes de una montería. Me permito ser libre, me permito preguntar y me permito dudar. ¿Qué hay de lo mío? 

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