Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Bután estrena hoy el año electoral

Rey de Bután de 37 años. Llegó al poder en el año 2006 tras la abdicación de su padre y es muy popular en el país por la forma en la que ha mezclado la tradicional y lo moderno durante su reinado.
Jigme Khesar, rey de Bután. Llegó al poder en el año 2006 tras la abdicación de su padre y es muy popular en el país por la forma en la que ha mezclado la tradicional y lo moderno durante su reinado.
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Rey de Bután de 37 años. Llegó al poder en el año 2006 tras la abdicación de su padre y es muy popular en el país por la forma en la que ha mezclado la tradicional y lo moderno durante su reinado.

Este miércoles 9 de enero se estrena 2024 como un año electoral sin precedente en la historia: los habitantes de 75 países de los 193 reconocidos por la ONU serán llamados a las urnas en los próximos 12 meses y cerca del 50% de la población mundial vivirá más o menos directamente del resultado de sus votaciones en todos los niveles institucionales.

El panorama electoral es amplio, variado y hasta pintoresco: India con más de mil millones y los Estados Unidos con los resultados más esperados y decisivos, encabezan el programa mundial que, curiosamente, arranca hoy con elecciones generales en uno de los países soberanos más pequeños, olvidados, y desconocidos: Bután.

El reino parlamentario que apenas emerge en los mapas del Tíbet, entre China e India, se extiende 40.000 kilómetros cuadrados, bien es verdad que tan reducida superficie se ve compensada por altitudes de hasta 7.000 metros. El número de habitantes apenas alcanza los 800.000. Compiten dos partidos, el PDP y el BTP, que aspiran a cubrir los 47 escaños del Consejo Nacional y la Asamblea, las dos cámaras que formar el Legislativo.

Luego el rey, cabeza de una monarca parlamentaria, Jigme Khesar, nombrará oficialmente al jefe del Gobierno y sus ministros. El primer problema que les espera es la crisis de una economía debilitada por la pandemia y dependiente apenas de la agricultura, el pastoreo y la artesanía de la madera y la lana. El turismo, que empezó a llegar en el último quinquenio es una ayuda inesperada y ya bienvenida.

Hasta hace 20 años en Bután no existía televisión y fue creada después de que el rey declarase la democracia y las libertades que desde entonces mantienen una estabilidad considerada ejemplar. Una de las mayores preocupaciones es la educación, partiendo de un analfabetismo del 60%, y la tentación de muchos jóvenes de emigrar, especialmente a Australia.

Aunque el país es miembro de las Naciones Unidas y tiene embajadas en Beijing y Nueva Delhi, la diplomacia no está entre sus prioridades. Lo más importante es que se respete su independencia, su religión budista, sus tradiciones milenarias y el empeño por mejorar su principal objetivo colectivo que es el "índice de felicidad nacional". ¿Habrá mejor ambición política y social?

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