Gasolina y diésel rompen una racha de tres meses de bajadas y estrenan 2024 con precios más altos

Precio de los carburantes a 4 de enero de 2024
Precio de los carburantes a 4 de enero de 2024
Carlos Gámez
Precio de los carburantes a 4 de enero de 2024

Los carburantes han recibido el año nuevo con las primeras subidas de precios en tres meses. Gasolina y diésel han entrado en 2024 con alzas de precio más bien simbólicas —del 0,17 y el 0,05%, respectivamente—, pero suficientes como para romper una racha de trece semanas consecutivas de bajadas. 

El precio de la gasolina se sitúa ahora en 1,534 euros por litro repostado en las estaciones de servicio. Con estas cifras, llenar por completo un depósito de tamaño medio (unos 45 litros) en el surtidor cuesta 69,1 euros. En lo que respecta al gasóleo, el litro de combustible cuesta 1,494 euros, por lo que un repostaje completo supone un desembolso de 67,2 euros. El precio de la gasolina se sitúa ahora un 2,7% por encima del diésel.

En comparación con los precios en la Unión Europea, la gasolina y el diésel son un 8,1% y un 8,6% más baratos respectivamente en España. Esta diferencia se debe en buen motivo a que España tiene unos impuestos especiales a los carburantes más bajos que la mayoría de sus socios europeos. Este hecho ha llevado a organismos como la OCDE a pedir a España que eleve la fiscalidad de los carburantes para desincentivar el consumo y frenar la contaminación.

Pese a las simbólicas subidas que se han producido en el arranque del año, los precios de gasolina y diésel se mantienen muy cerca de los mínimos que se anotaron a finales de 2023. En el caso de la súper 95, el repostaje era esta semana un 12,8% más barato que el 25 de septiembre —cuando se alcanzó el máximo del año pasado— y el gasóleo un 11,6%. Traducido a la vida cotidiana, llenar el depósito de gasolina cuesta ahora 10,1 euros menos que hace tres meses y hacerlo con gasóleo es 8,8 euros más barato.

Los precios están ahora mucho más controlados que en los meses posteriores a la invasión rusa de Ucrania. Si comparamos la situación actual con el máximo alcanzado tras el estallido de la guerra (la semana del 20 de junio de 2022), llenar el tanque de gasolina cuesta ahora 18,2 euros menos y un repostaje completo de diésel es 17,4 euros más barato. Ello teniendo en cuenta que en junio de 2022 el Gobierno subvencionaba cada litro de gasolina con una ayuda de 20 céntimos. 

Los precios actuales se sitúan prácticamente al mismo nivel que cuando estalló la guerra. Un repostaje completo de gasolina es ahora 2,5 euros más barato que entonces, mientras que uno de diésel es apenas 60 céntimos más caro.

Alta tensión en Oriente Próximo

Las leves subidas en el precio de los carburantes coinciden con un contexto de alta tensión en Oriente Próximo. Los recientes enfrentamientos entre el ejército de Estados Unidos y los rebeldes hutíes de Yemen respaldados por Irán en el Mar Rojo o el asesinato en Líbano del número dos de Hamás por parte de Israel han elevado aún más la incertidumbre en la región. 

El Mar Rojo es un corredor estratégico en los mercados energéticos. Por el estrecho de Ormuz, que separa el Golfo de Omán del Golfo Pérsico, circula el 20% mundial de la oferta de petróleo. Cualquier interrupción en la circulación marítima de mercancías en este corredor tiene implicaciones en el transporte de mercancías. El gigante del transporte marítimo Maersk anunció el martes que sus barcos evitarán navegar por el Mar Rojo para evitar asaltos. En su lugar, las naves se desviarán por el Estrecho de Buena Esperanza (Sudáfrica), con el consiguiente incremento de los costes que supone.

Por el momento el barril de Brent —la referencia para los precios del petróleo en Europa— no ha reaccionado con grandes subidas. El barril se cambiaba este jueves en el mercado a 78,7 dólares, tres euros más que el mínimo semanal de 75,9 dólares registrado el 2 de enero. Sin embargo, el miércoles, el mercado registró un incremento del 3,1% en los precios, la mayor subida entre dos días desde noviembre. 

Más allá de los conflictos geopolíticos que condicionan los mercados de la energía, una de las claves para determinar qué ocurrirá con los precios este año será el efecto que tengan los recortes de producción de la OPEP. En febrero, los miembros del cártel petrolero se reunirán para monitorizar la situación. El pasado noviembre, la organización ya anunció recortes en la producción de 2,2 millones de barriles diarios para el primer trimestre de 2023. 

La situación de la economía china es otro de los grandes condicionantes de los precios. El gigante asiático es el primer importador mundial de petróleo, por lo que la demanda de combustible tiene un peso clave en los precios internacionales del crudo. La actividad económica se ralentizó el año pasado, lo que redujo la demanda de carburantes y arrastró los precios a la baja. No obstante, si el crecimiento repunta este año, el efecto podría ser el contrario.

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