Pese a la imagen de glamour y fastuosidad con la que solemos relacionar a la familia real británica, gracias entre otros motivos a series como The Crown, algunos de sus miembros son de gustos sencillos.
Es el caso del rey Carlos III, que sigue la estela de su madre, la fallecida Isabel II. No parece que se desvíe mucho estas Navidades de la costumbre de su progenitora, en cuanto al menú se refiere.
En efecto, la comida navideña de los Windsor es relativamente sencilla, tal y como revela al Mirror Darren McGrady, un cocinero que durante 15 años trabajó a las órdenes de la monarca.
"En realidad (los miembros de la familia real) son aburridos cuando se trata de festividades. No hacían jamones ni nada, sólo pavos tradicionales", explica el chef.
"Hacíamos tres pavos para la reina y su familia en el comedor real, uno para los niños y luego más para los aproximadamente 100 empleados, así todos tenían un almuerzo de Navidad", prosigue.
"El pavo se sirve con puré de patatas asadas, castañas o relleno de salvia y cebolla, salsa de arándanos y salsa de pan. Las verduras incluyen coles de Bruselas, zanahorias y chirivías asadas", explica McGrady.
Después del plato principal, los miembros de la realeza disfrutan de un tradicional pudín navideño caserob rociado con brandy, y el mayordomo del palacio lo lleva, encendido, al comedor real", explica el camarero.
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