Joan Ferran Historiador y articulista
OPINIÓN

Porno en la ESO

El debate sobre la retirada los móviles en los centros: las consecuencias para la salud física y mental
Adolescentes con móvil. 
Iakov Filimonov (JackF)
El debate sobre la retirada los móviles en los centros: las consecuencias para la salud física y mental

Hay preocupación y revuelo en muchas asociaciones de padres y madres de alumnos de la ESO de toda España. Su inquietud viene motivada por el contenido pornográfico de los mensajes que reciben sus hijos a través de Whatsapp, correos electrónicos o internet. No es para menos. Según un informe reciente elaborado por la Diputación de Barcelona, el 57% de los alumnos de 4º de ESO han consumido, o reenviado, vídeos porno a sus compañeros o amigos. En algunos casos incluso se ha llegado a mercadear con fotografías íntimas. 

Conviene, tanto desde los poderes públicos como desde el ámbito familiar y escolar reaccionar al respecto. Cuanto antes se hable en casa de las consecuencias nocivas del porno mucho mejor para los jóvenes. Una conversación seria y bien planteada les puede ayudar a apreciar la diferencia entre la pornografía y el sexo real, a diferenciar entre lo que son unas relaciones afectivas y la sumisión. 

La mayoría de los expertos consideran que obviar las conversaciones sobre sexo con los adolescentes no ayuda a su bienestar y salud en el ámbito sexual. Algunos relativistas nos dicen que no hay que alarmarse, que la pornografía acompaña y cohabita con los humanos desde tiempo inmemorial; que entre sus promotores, usuarios y adictos hubo, y hay, personajes regios, artistas y literatos ilustres. Cierto, pero en estos tiempos que corren, tan proclives a las humillaciones, no está de más que las nuevas generaciones sepan captar la diferencia entre el erotismo y la pornografía

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