La comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, ha alertado este martes de un "alto riesgo" de ataques terroristas en la UE durante las Navidades, y ha puesto como ejemplo el último atentado con un cuchillo que tuvo lugar hace unas horas en París. Además, la sueca vincula este tipo de actos con la situación que se vive con la guerra entre Israel y Hamás. "Lo vimos hace poco en París, por desgracia también lo hemos visto antes", con ataques como el de Bruselas de hace solo un mes, con dos muertos. Así, la Comisión Europea apuesta también por aumentar el apoyo destinado a la seguridad.
Johansson ha hecho esta advertencia en el marco de la reunión de ministros del Interior de la UE, en la que además se ha abordado la cercanía de un pacto común de migración y asilo sobre el que el ministro español, Fernando Grande Marlaska, es optimista. Este jueves tendrá lugar un trílogo entre Consejo, Comisión y Parlamento para que finalmente pueda haber luz verde después de casi una década con el tema en el cajón. "O se cierra ahora o será difícil cerrarlo en el futuro", expuso Marlaska.
"El desafío migratorio es un desafío que se va a mantener en el tiempo y por tal motivo somos conscientes que nos tenemos que dotar de un marco normativo que nos haga en ese sentido más fuertes para poder hacer frente a dicho desafío y mostrar algo muy importante en esta materia: la unidad de la Unión Europea", desarrolló Marlaska, en un escenario en el que la Comisión Europea ha propuesto por ejemplo endurecer las penas de cárcel -hasta los 15 años- contra los traficantes en los casos en los que haya muertos en el mar.
Marlaska aseguró que lo que se da ahora entre los Estados miembros son "pequeñas diferencias" y que el debate se encuentra "en cuestiones muy técnicas" por lo que existe bastante optimismo, compartido por la propia Johansson. "El ambiente es muy constructivo. Así que creo que llegaremos a un acuerdo. Por supuesto, habrá algunos obstáculos y algunos debates, pero soy optimista", resumió, mientras Marlaska apeló de nuevo a la "flexibilidad que se ha mantenido estos meses" en busca del pacto final.
El precedente de 2015 es la referencia para la UE en el intento de acuerdo, y aquello no salió bien. La crisis derivada de la guerra en Siria provocó cifras récord de llegadas de refugiados a Europa, y trató de pactarse un sistema de cuotas que vetaron los países del Este (igual que hacen ahora). La foto de 2023 no es muy diferente, sobre todo en el sur: en 2022 se detectaron alrededor de 331.000 entradas irregulares en las fronteras exteriores de la UE, el nivel más alto desde 2016. En lo que va de año, a España han llegado más de 41.000 (con cifras hasta el 31 de octubre), y Canarias asume más de la mitad.
Por lo pronto, Hungría, Polonia e Italia siguen liderando el discurso más duro. Budapest y Varsovia llevan años abanderando esas posiciones contra la llegada de migrantes, especialmente de boca de Viktor Orbán, que alerta cada vez que puede de la "islamización" de Europa, y se niega a cerrar cualquier pacto. Giorgia Meloni, por su parte, está apostando por ser más pragmática en general, pero no abandona sus posturas antiinmigración del todo. Esto se demuestra por ejemplo con el último acuerdo alcanzado con Albania, con el que Roma construirá en el país balcánico centros de identificación y acogida para los migrantes rescatados por sus equipos de salvamento en el Mediterráneo.
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