Felipe y Letizia dejaron sus tareas como reyes para disfrutar el pasado viernes 1 de diciembre de una de sus aficiones, como ciudadanos de la calle interesados por la vida cultura que se desarrolla en Madrid, donde residen.
Los monarcas, vestidos de manera informal (ella jersey blanco y él camisa azul claro) accedieron a la sala Fernando Arrabal de las Naves del Español, dentro del Matadero (de gestión pública), para ver la representación de la obra teatral Tan solo es el fin del mundo.
Esta pieza, protagonizada por los actores María Pujalte, Irene Arcos, Yune Nogueiras, Raúl Prieto, Eneko Sagardoy y Gilbert Jackson, fue escrita en 1990 por el francés Jean-Luc Lagarce, en Berlín. Poco tiempo antes había recibido la noticia de que había contraído el VIH, que le llevaría a la muerte en 1995. Por aquel entonces, este virus era, no solo el causante de una enfermedad de mortalidad muy elevada, sino también un estigma.
Los reyes llevaban entradas que había comprado otra persona, llegaron solos, se sentaron en sus asientos y se marcharon tras finalizar la representación, sin saludar a los actores. Estos, ha contado una fuente en Vanitatis, se sorprendieron mucho cuando los vieron entre el público, charlando entre sí tranquilamente.
La obra que presenciaron los reyes, grandes aficionados al teatro, tiene algo de autobiográfico. Su protagonista, Louis, dice estar cerca de la muerte, aunque no es este el tema principal, sino la familia, de la que el protagonista ha huido sistemáticamente. Solo vuelve cuando recibe la noticia de su inminente fallecimiento. Está dirigida por Israel Elejalde y dura hora y media.
Felipe y Letizia son también asiduos al cine, que ven siempre en versión original, en salas del centro de Madrid, generalmente, más próximas a su domicilio, en el palacio de la Zarzuela.
También es frecuente ver a la reina en el ballet, junto a sus hijas, y de hecho tiene un bono anual para el Teatro Real.
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