Por qué la princesa Leonor se ha convertido en un 'fenómeno fan'

España sigue de momento sin un gobierno definitivo, pero a cambio, lo que el país parece experimentar es una curiosidad monárquica más excitante que nunca, en parte, gracias a un fenómeno nuevo: la 'leonormanía'.
España sigue de momento sin un gobierno definitivo, pero a cambio, lo que el país parece experimentar es una curiosidad monárquica más excitante que nunca, en parte, gracias a un fenómeno nuevo: la 'leonormanía'.
España sigue de momento sin un gobierno definitivo, pero a cambio, lo que el país parece experimentar es una curiosidad monárquica más excitante que nunca, en parte, gracias a un fenómeno nuevo: la 'leonormanía'.
La princesa Leonor saluda al público presente, a su llegada a un acto oficial, en 2022.
EFE

España sigue de momento sin un gobierno definitivo, pero a cambio, lo que el país parece experimentar es una curiosidad monárquica más excitante que nunca, en parte, gracias a un fenómeno nuevo: la 'leonormanía'.

Leonor de Borbón se ha convertido en objetivo preferente de fotógrafos, tertulias, estudios, programas televisivos, prensa del corazón, incluso encuestas sobre su persona... Un tema recurrente de conversación y un pozo infinito de generar opiniones. 

Aquella bebé que sus padres mostraban hace 18 años a la puerta de la clínica Ruber de Madrid, envuelta en un arrullo blanco, apacible, dormida y ajena al futuro solemne que le esperaba, está a punto de rubricar su mayoría de edad y de jurar la Constitución. 

Es atenta, educada, estudiosa, políglota (habla inglés, francés, catalán y algo de árabe), discreta, amable y observadora, según dicen quienes la conocen de cerca. También es zurda, rasgo no heredado de sus padres, sino de su abuelo Juan Carlos I.

En esta apoteosis que está va a suceder el 31 de octubre, hay razones que explican por qué Leonor se ha convertido en todo un movimiento 'fan'.

Su nueva etapa, que coincide con el fin del ciclo académico escolar y con el inicio del militar, la ha sacado de la privacidad en la que ha vivido durante casi toda su vida, debido, en gran medida, al celo de sus padres y, en particular, de su madre.

Los dos, Felipe y Letizia (él hijo de padres distanciados secularmente, y ella, primogénita de padres divorciados) han volcado sus fuerzas en que tanto Leonor como su hermana pequeña, Sofía (16), salieran en la prensa en instantes contados, midiendo siempre el lugar y la proyección. 

A los ocho años, Leonor de Borbón asumió la condición de heredera y se convirtió en la 36 princesa de Asturias desde 1388. También adquirió los títulos de princesa de Girona, de Viana, duquesa de Montblanc, condesa de Cervera y señora de Balaguer, aunque aún no ha ido a ninguno de estos lugares.
Leonor hizo la primera Comunión a los ocho años.
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Mientras que, por ejemplo, en Holanda, los reyes Máxima y Guillermo han prohibido (bajo amenaza de denuncia) la publicación de imágenes privadas de ellos y de sus tres hijas, aquí eso nunca ha sucedido. Sobre todo, porque no ha existido ese material 'robado'. 

Tampoco nuestras princesa e infanta han acudido todavía a ninguna fiesta royal, que en Europa son muy habituales. La última, la del segundo en la línea de sucesión danesa, Christian, concitó a cuatro herederas, además del celebrante. Pero ni rastro de las hijas de los reyes de España.

A cambio de su 'severidad', en Holanda es frecuente ver a los monarcas con su familia en los sitios más inesperados, posando sin cordón ni protocolo, vestidos de manera informal, muy afectuosos y distendidos.... En España, ese surtido gráfico de los miembros de la familia real se ha racionado convenientemente: inicios de colegio, Mallorca, algún ballet (le encanta), agenda real y los premios Princesa de Asturias. Poco más, hasta ahora.

Eso no quiere decir que las niñas, ahora adolescentes, no hayan tenido amigos, ocio, diversión, planes y viajes como otros jóvenes de su edad. Lo cierto es que han vivido su infancia y juventud con normalidad, pero esas experiencias nunca han sido visibles para los demás. 

Curiosamente, Felipe y sus hermanas Elena y Cristina, de niños, solían llenar muchas imágenes del telediario en palacio, leyendo, comiendo, viendo la televisión con sus padres o esperándoles jubilosos en los aeropuertos. Sofía era madre antes que reina y eso se notaba en su mimo, también cuando las cámaras entraban en su casa.

Princess Leonor of Spain speaks during the Princess of Girona Foundation Awards (FPdGI) ceremony at the Agbar Water museum, in Cornella del LLobregat, near Barcelona on July 4, 2022. (Photo by Pau BARRENA / AFP) (Photo by PAU BARRENA/AFP via Getty Images)
Leonor, el pasado año en los premios Princesa de Asturias.
AFP via Getty Images

Volviendo a la actualidad, se sabe y no porque haya testimonios visuales, por ejemplo, que Leonor viajó a San Millán de la Cogolla con sus compañeros de Santa María de Rosales porque alguien del pueblo la vio comprando dulces en una panadería; también que su hermana Sofía celebró el final de curso antes de ir a Gales a un internado en una discoteca sin alcohol; que esquían, deporte que les ha inculcado su padre, en estaciones alejadas del ojo público; que Leonor actuó en funciones escolares tocando el chelo; que comen el roscón de reyes en casa de su abuelo materno, Jesús Ortiz, porque las vemos llegar en un coche todos los 6 de enero; que ven MasterChef, porque les apasiona la cocina ...

La escasa presencia de Leonor y Sofía en el imaginario ciudadano, comenzó a ser más abundante a raíz del debut de Leonor en los premios que llevan su nombre, en 2019. Ella tenía 13 años.

Ese acontecimiento, al que ya nunca ha faltado, es el más importante de cuantos protagoniza la heredera. No solo por su contenido sociocultural, sino también por la vinculación que tiene con la tierra de su madre, implícita en su título.

La princesa Leonor también ha provocado las risas y los aplausos en su discurso en un divertido momento en el que ha exclamado: "A ver si aprendo ya a escanciar".
Alta, rubia, ojos azules y mirada todavía infantil, así es físicamente Leonor.
EFE

Asturias es el microcosmos donde la princesa se deja querer abiertamente, saluda sin filtros, se hace selfies, camina por preciosos pueblos en deportivas (incluso puede sentirse indispuesta y decirlo, como pasó en 2022) y habla ante personas de elevado espíritu intelectual, social y moral, los premiados.

Este año, con pequeños gallos en su voz producto seguramente de los nervios, repitió su papel, elegante de azul marino, con pendientes cedidos por su madre y una mirada más adulta, más comprometida con lo que le queda por delante.

Su presencia física importa cuenta mucho en su valoración, no se puede obviar. Ronda el 1,80 de estatura; su melena rubia abundante y ligera es su seña de identidad (no se la ha cortado para ingresar en la Academia Militar de Zaragoza); sus ojos azulísimos, su cara sin sombra de acné a medio camino entre una niña y una mujer, su sonrisa sencilla, hasta el aparato dental que luce... todo hace que su aspecto resulte fotogénico y natural.

Sobra decir que su asistencia por primera vez al desfile y besamanos del Palacio Real el pasado 12 de octubre vestida de militar (traje de gala de la dama cadete) colmó las expectativas de mucha gente. Sobria, pero interesante, eligió ella misma no cambiar su atuendo y estrechar 2.500 manos vestida de caqui y con botas.

Leonor ha visto y conocido a políticos, diplomáticos, militares de alto rango, periodistas, famosos, civiles, gente del mundo de la cultura... pero nada cómo la sorpresa que se ha llevado cuando ha observado en la fila del besamanos del Palacio Real a siete de sus compañeros de la Academia General Militar de Zaragoza.
El primer besamanos de Leonor tuvo lugar vestida de militar.

El crecimiento de Leonor, personal y profesional, es paralelo al orgullos de sus padres, que cada día se muestran más sueltos en los gestos hacia ella. Letizia ya no la empuja por la espalda para dirigirle el paso, ni la controla con su mirada protectora. Ahora la besa en público con alegría, lo que no genera más espontaneidad solo en la madre, sino también en la hija.  

Su padre la mira con frecuente complicidad indisimulada (dicen que se parecen muchísimo, en lo físico y en lo personal) y le habla como un padre de andar por casa hablaría a su hijo mayor. Ella escucha con una obediencia casi piadosa a quien un día sucederá.

Educada como una reina, probablemente, haber crecido lejos de los focos (todo lo que ha podido) le ha permitido ser más amiga de sus amigos (los del colegio Santa María de los Rosales y los del internado de Gales) y en particular, de su propia hermana. Las dos niñas se adoran y se admiran, solo hay que ver cómo se cogen de la mano y de qué manera Sofía aplaude a la princesa.

Aunque se dijo que a la reina no le gustan los perros, ambas tienen uno. Sara y Jan fueron regalos por sus primeras comuniones, que hicieron vestidas de uniforme escolar y no de princesitas o novias, como la mayoría de las niñas. Las mascotas viven en Zarzuela, ajenos a la ausencia de sus dueñas, en Zaragoza y en Gales.

La princesa Leonor jura bandera en Zaragoza.
La princesa Leonor jura bandera en Zaragoza el pasado 7 de octubre.

Los reyes han intentado inocular austeridad en sus hijas. Letizia le presta pendientes y joyas, también zapatos, a Leonor. Ha repetido vestidos en más de una ocasión y... todavía no se ha puesto de largo. Cuando esto suceda, la fotografía se hará previsiblemente viral.

El amor, cuestión primordial para una adolescente, es también un secreto de estado. Se dijo que Leonor hizo un gran amigo en el internado de Gales, que incluso la acompañó en un viaje a España por el cumpleaños de su abuela Paloma Rocasolano, a la que está tremendamente unida, como su hermana. 

Pero lo que vieron todos los españoles fue la sorpresa mayúscula que se llevó en el besamanos, al aparecer varios de sus compañeros de la Academia Militar. Uno de ellos, en concreto, causó cierta zozobra a la princesa, por la expresividad del compañero, que incluso le dijo: "Estás guapa, Borbón". Y por las risas de sus padres, entre "ya te lo decía yo" y "esto no te lo esperabas".

El tiempo dirá si Leonor de Borbón y Ortiz, que este martes cumple 18 años, tendrá hueco para enamorarse algún día, aunque hoy por hoy, tiene otra misión por delante. Enfrentar su mayoría de edad con la responsabilidad, profesionalidad y sensibilidad que la sociedad espera de ella.

La princesa Leonor visita la Academia militar de Zaragoza.
La princesa Leonor poco antes de ingresar en la Academia Militar General.
Getty Images
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