Cómo crear un fondo de emergencia para afrontar gastos imprevistos

Dinero ahorrado en una imagen de archivo
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Todos nos enfrentamos en algún momento de nuestra vida a un imprevisto (o más de uno) al que debemos destinar un desembolso que, en caso de no haber sido previsor, puede llegar a torcer nuestros planes. En este sentido, existe una herramienta que permite garantizar tu tranquilidad y seguridad ante este tipo de situaciones: el fondo de emergencia.

Este fondo o colchón financiero se trata de un dinero que se reserva con el fin de cubrir gastos con los que no cuentas pero que pueden surgir en el día a día. Una avería en el coche, facturas médicas, una reparación de la vivienda o la pérdida de ingresos son ejemplos de algunas emergencias que pueden afectar a nuestro presupuesto.

Este instrumento financiero se convierte así en un recurso imprescindible para las familias, independientemente de sus ingresos mensuales o de los ahorros que dispongan. No obstante, a pesar de su utilidad, son muchos los españoles que no cuentan con él.

De hecho, en 2022, el 35,5% de los hogares españoles no tenía capacidad para afrontar gastos imprevistos, porcentaje que supone un aumento de 2,1 puntos en comparación con 2021 y se posiciona como el más elevado desde 2018 (35,9%), según la última Encuesta de Condiciones de Vida del INE.   

La principal característica de este colchón es que el dinero está disponible en cualquier momento para su uso, aunque solo se debe tocar ante una emergencia, generando así la tranquilidad de que puedes hacer frente a imprevistos sin tener que pasar apuros económicos.

"A mí me gusta llamarle fondo de tranquilidad ya que suena mucho mejor que fondo de emergencia y es realmente lo que nos da y, además, si nos enfocamos en algo positivo, a nivel psicológico siempre es mejor", explica Mapi Amela, fundadora de Ahorradoras.

Por qué es imprescindible

Estos ahorros permiten cubrir gastos imprevistos que, de otra forma, podrían suponer algún problema financiero. El no disponer de efectivo de reserva nos lleva a emplear el dinero que está en nuestra cuenta bancaria y que suele destinarse a gastos recurrentes e, incluso, puede llevarnos a pedir un préstamo, con los intereses que conlleva.

En cambio, si disponemos de un colchón financiero no tendremos que endeudarnos y podremos hacer frente al pago sin perjudicar a nuestras finanzas personales, así como evitamos preocupaciones derivadas de una posible inestabilidad económica.

Los imprevistos son inevitables, pero no tienen por qué poner en riesgo nuestra economía. El fondo de emergencia protege del estrés e incertidumbre financiera, brindando la capacidad de enfrentar los problemas de forma más confiada y de tomar mejores decisiones.

Cuánto dinero debería tener

Mapi Amela señala que no hay una cantidad de dinero concreta que debería componer un fondo de emergencia, sino que dependerá del caso de cada persona. Ahora bien, se suele recomendar que corresponda a entre tres y seis meses de gastos mensuales, pudiendo ser más.

"Depende de cuáles sean tus ingresos y tus gastos, por lo que no podemos fijar una cantidad fija", indica al exponer que cada uno está condicionado por sus circunstancias, puesto que no es lo mismo vivir de alquiler que tener una hipoteca o ser una familia numerosa que de pocos miembros.

Para conocer qué cantidad sería la ideal, se debería calcular los ingresos, como la nómina y otros importes que podamos percibir, y gastos mensuales fijos, como el alquiler y las facturas. De este modo, sabremos cuánto dinero nos queda y podremos destinar una parte de él al colchón.

A ser posible, también es útil incluir una aproximación de los gastos variables (supermercado, ocio, etc.) para comprobar si nos estamos excediendo y así intentar recortarlos lo más posible para emplear una cantidad a la creación del fondo de emergencia. 

Por otro lado, la decisión de ahorrar tres o seis meses de gastos dependerá de tu capacidad, medios y estilo de vida. Tras analizar tu presupuesto, puedes intentar predecir situaciones que acarrean un desembolso imprevisto. Por ejemplo, si tu coche suele averiarse, si tienes una mascota que pueda requerir de asistencia o si tienes electrodomésticos antiguos que pueden estropearse en cualquier momento.

A partir de ahí, solo habrá que multiplicar tus gastos por el número de meses que quieras cubrir. Por ejemplo, si tienes unos gastos totales aproximados de 700 euros y quieres tener un fondo de emergencias que cubra hasta tres meses, la cantidad mínima debería ser de 2.100 euros.

Empezar a crear el fondo de emergencia

Teniendo en cuenta todo lo anterior, el siguiente paso es ponerse manos a la obra y empezar a crear el colchón financiero. Para ello, uno de los aspectos más importantes es averiguar el lugar donde vas a guardar el dinero. 

Lo puedes depositar en una cuenta bancaria o una cuenta de ahorro, y si se obtiene alguna rentabilidad mejor, aunque no es imprescindible. Ahora bien, sí tiene que tener dos características esenciales: que el efectivo esté disponible para retirar en cualquier momento y sin penalizaciones, y que sea un producto financiero seguro.

En este sentido, Mapi Amela destaca que no es recomendable mantener los ahorros de reserva en la cuenta corriente donde tenemos domiciliados los gastos, puesto que podemos estar tentados a utilizarlo y, además, es más complicado de diferenciar. 

Tras tener claro dónde se guardará el dinero para el fondo, hay que empezar a construirlo aportando una cierta cantidad, al menos, cada mes. Se puede empezar por un porcentaje pequeño, como un 5% o 10%, e ir incrementándolo poco a poco hasta llegar al objetivo.

Es aconsejable meter dinero en el colchón en el mismo momento en el que recibes la nómina u otros ingresos, ya que así te aseguras de que cada mes aportas una cantidad significativa y no destinas solo lo que sobra a final de mes.

Asimismo, si sacas dinero del fondo, es mejor reponerlo en cuanto puedas para que siempre tengas la garantía de que podrás cubrir cualquier otro imprevisto que se presente en un futuro. De igual forma, cabe recordar que no se debe usar para pagar unas vacaciones u otros gastos, ya que se trata de un respaldo económico ante una urgencia.

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