Entrevista

Soge: "Es un orgullo tener fuerza suficiente para quitarte etiquetas"

El rapero Soge.
El rapero Soge.
CEDIDA
El rapero Soge.

A pesar de no llevar tanto tiempo en la música como Joaquín Sabina, sus nueve años viviendo de ella le ayudan a saber cómo funciona esto. Gabriel Gómez, más conocido como Soge Culebra –ahora, Soge a secas– es un artista murciano de 1999 que lleva en el rap desde antes de tener edad legal para votar (o para darse de alta como autónomo).

Sus inicios se remontan hasta hace nueve años, cuando, con solo 15, decidió dejar los estudios para dedicarse al 100% a su música. Esto, al contrario de lo que el misticismo dentro de la música puede hacernos pensar, no se debió a un salto al vacío provocado por el ímpetu adolescente en una guerra contra sus padres, sino que fue una decisión a la que ellos mismos le animaron cuando empezaron a ver los hechos: Soge se estaba convirtiendo en una estrella.

Este crecimiento tan rápido dentro de la industria musical, gracias a temas como Cachos de mi alma o No queda nada, le llevó a ser señalado y etiquetado rápidamente: un artista adolescente solo podía hacer música fácil y rosa para otros adolescentes, así que se convirtió en un artista menospreciado por la misma escena musical. Tras su álbum Mar de cristal (2018), desapareció temporalmente de la escena, pues algo no iba bien.

Sin embargo, la cuarentena por la Covid le hizo volver a sentirse seguro de él mismo y, tras un periodo de transición, nueva música y colaboraciones deslumbrantes (como Mora o Quevedo), Soge ha vuelto con más fuerza que nunca, con las pilas cargadas y con las nubes de su tormenta repletas de nueva música que este viernes descarga en su nuevo álbum, Storm, un trabajo a caballo entre el trap, el reguetón y el rap que se escucha y disfruta con muchísima facilidad.

Su nuevo disco recuerda tanto en producción como en forma de cantar a algunos álbumes de Rauw Alejandro, como Afrodisiaco o Vice Versa. ¿Está de acuerdo?Me lo han dicho algunos amigos (risas). Hay algunos colores que son parecidos, también algunas onomatopeyas. Mi color de voz al cantar, al ser parecido al suyo, puede recordar a él. Me han dicho mucho que mis peyas (expresiones características que se suelen usar al rapear) son literalmente de Rauw Alejandro. Creo que lo hago de forma inconsciente, pero sí, hay muchas similitudes.

En Storm rompe definitivamente con su faceta musical adolescente, por la que era conocido por muchos, para apostar por un estilo mucho más adulto y moderno. ¿Cómo ha sido este salto hacia la madurez musical?Difícil. Ha sido un proceso largo y de reconstrucción personal, también musical. Empezó en 2020, cuando nos encerramos por la cuarentena. Tiempo atrás, ya llevaba un rato largo con la mosca detrás de la oreja, dándole vueltas a lo que estaba haciendo y quería hacer. En lo personal y para mi salud, ya me sentaba un poco mal lo que hacía, no estaba a gusto, así que en cuarentena empecé a investigar y a buscarme en nuevas esencias, y así fue como me descubrí. Me vino genial poder estar un tiempo encerrado para analizarme y encontrar qué es lo que quería hacer.

Entiendo entonces que el proceso creativo del álbum que presenta viene de esa época.Sí. Empezó ahí, cuando me di cuenta de que las demos que hacía gustaban mucho, tanto a mí, como a la gente con la que trabajaba. Justo al salir del encierro, empecé a hacer sesiones de estudio mucho más serias, a terminar con Garabatto (productor del disco) algunas canciones que había empezado, y así se fue gestando todo. Conforme íbamos terminando esas canciones, se iba perfilando el concepto del disco. Todos mis años de reconstrucción personal han desembocado en él.

Como artista, ¿le ha dado miedo llevar a cabo esta transición o maduración por miedo a que se cayeran fans en el camino?No, no tuve ningún miedo. A ver, de pequeño sí que tuve, tuve mucho, a que mis temas no gustaran. Yo empecé muy joven, creo que soy de los artistas de España que más jóvenes empezaron a poder vivir de la música; a los quince ya dejé los estudios para vivir íntegramente de la música, por lo que sí tuve mucho miedo en esa época. En aquel momento, era muy susceptible a las malas críticas, pues no tenía a nadie, ningún equipo de la industria musical, que me calmara o me explicara las cosas bien. Por ejemplo, tener más dislikes de la cuenta en YouTube me suponía, antes, una ansiedad terrible. Me criticaban muchísimo por algunas canciones y yo lo llevaba muy mal. Sin embargo, con esto que te cuento de la cuarentena, que estuve encerrado en casa dándome cuenta de las cosas guays que podía hacer, fue cuando se me quitó el miedo por completo.

En sus primeros años, tenía el sambenito de que hacía música adolescente, al estilo del rapero Porta. ¿Llevaba bien esa etiqueta?En el mundo de la música hay etiquetas, sin duda, y creo que eso es muy malo para los artistas; además, despojarse de ellas es muy complicado. Yo considero que lo he conseguido, que las he dejado atrás, pero es muy duro. Recuerdo que por culpa de ellas he tenido que pasar, por ejemplo, por negaciones de otros artistas que no querían colaborar conmigo por miedo a que se los metiera en esos círculos. Ahora bien, cuando tienes la fuerza suficiente para quitártelas de encima, creo que es de lo más orgulloso que te puedes sentir.

Ha hecho una suerte de camino inverso al que suele hacerse en la música: de hacer un sonido que podríamos considerar más pop, con colaboraciones con gente como Álex Ubago, a sumergirse en géneros más cercanos al trap, con colaboraciones con Quevedo o Saiko.Sí, lo he hecho al revés. Antes hacía canciones mucho más reague, con conceptos muy rosas y motivacionales, para ahora hacer música con un sonido mucho más moderno y menos pop. Lo de colaborar con Álex Ubago, por cierto, para mí fue un sueño; lo escuchaba muchísimo con mi madre, a ella le encanta, y cuando me vino la oportunidad, que yo ahí ya estaba en la transición de querer cambiar y ni siquiera me iba a venir bien esa colaboración, me pareció algo tan especial que decidí decir que sí.

Volviendo a su álbum, de él se puede concluir que tiene una relación bastante fantasmagórica con el amor. ¿De dónde viene esto?Yo creo que, efectivamente, el disco no trata del amor, sino de mi relación con el amor. Hay canciones que pueden interpretarse de muchísimas formas, dependiendo de la situación de cada persona y de su visión más personal. Hay canciones, como A cuchillo, que sí tienen un concepto muy claro, pero hay otras tantas que tienen la interpretación que cada uno le quiera dar.

Con el disco sonando ya en la calle y su madurez mostrada, ¿qué Soge podemos esperar en los próximos meses o incluso años?Pues vibras positivas y muy buena música. Estoy trabajando muchísimo, tengo muchísimas demos que me gustaría sacar y llevar adelante e, incluso, un concepto muy claro para mi próximo trabajo. Para este álbum hemos descartado también dos temas que teníamos a medio hacer y que acabaremos sacando. Hay Soge para rato.

A modo de colofón, ¿qué es entonces para usted Storm?Storm es la tormenta que llevo tantos años cargando. Una tormenta de reconstrucción musical y de mí mismo que he ido llenando hasta darme cuenta de que todas las canciones que he ido haciendo y grabando con mi productor Garabatto durante el proceso de cambio estaban contando algo muy claro: mi historia.

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