La periodista Sara Carbonero, que cubrió el Mundial de Fútbol de Sudáfrica que conquistó España en 2010, creó entonces una sociedad que gestionara sus asuntos publicitarios, dirigida por ella sola, con sede en su pueblo, Corral de Almoguer (Toledo) y con el nombre de Recuerdos de Sudáfrica S.L. 

Ello se debió en parte a su creciente popularidad, impulsada además por el beso que le dio en directo el que luego sería su marido, Iker Casillas, y que vio el mundo entero.

Según ha publicado Vanitatis, esa sociedad ha dado en el último cómputo de datos del Registro Mercantil, notables resultados económicos, los correspondientes a 2022. 

Carbonero ha facturado más de medio millón de euros, lo que supone un buen incremento respecto a 2021, cuando facturó 154.000 euros. Estas cifras responden a su trabajo como imagen de diferentes marcas publicitarias, el objetivo de la sociedad: "Publicidad en cualquier medio audiovisual, escrito, impreso, electrónico y cualquier otro. Representación de los socios y de cualquier otra persona para los mismos fines y actividades, compraventa de derechos de imagen y presentación de eventos públicos y privados".

Son números positivos, pero no son los mejores que Carbonero ha obtenido. Sus años más rentables fueron los dos primeros de actividad de la empresa, en los que logró alcanzar la cifra de 1,2 millones de euros en ese breve periodo de tiempo (trabajaba también en la sección de Deportes de Informativos Telecinco). En aquel momento, todavía no se había mudado a Oporto, donde su marido empezó a jugar tras dejar el Real Madrid.

Sara siempre ha sido un perfil que ha interesado a las marcas. También en la actualidad, tal como afirman los números. Tanto es así que hay colaboraciones que mantiene desde hace años. En 2019, justo antes de su regreso a España y de su divorcio de Iker Casillas, Sara ya era imagen de algunas marcas: Calzedonia, Calzados Popa, especialistas en las tradicionales mallorquinas, Agatha Paris, firma de joyas, y L’Oréal Paris son algunas de las más relevantes.

La firma de ropa que creó con su gran amiga, la periodista Isabel Jiménez, Slow Love, fue vendida a Cortefiel . Ahora que su salud se ha estabilizado, tras el cáncer que superó dos veces, y que su corazón está ocupado por el cantante Nacho Ortiza Taboada, Sara puede estar tranquila. Sus asuntos económicos también marchan bien.