Desde hace muchos meses la televisiva y empresaria Aída Nízar mantiene una batalla legal, respaldada por un nutrido grupo de vecinos, contra la administradora de la comunidad de vecinos donde ella y su familia tienen algunas propiedades, Cabopino, en Marbella (Málaga). 

Nízar y los vecinos descontentos han presentado ya numerosas denuncias contra la administradora, Michelle Van Gaalen y contra su marido, Ángel Nozal, concejal del PP en la cercana localidad de Mijas. Entre otras, cosas les acusan de faltas contables, apropiación indebida y otras irregularidades en la administración de una comunidad que mueve millones de euros en cuotas y contratos de alquiler de locales y espacios. 

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Ahora, la última denuncia admitida a trámite ha sido una contra Michelle Van Gaalen por no querer renunciar a su puesto como administradora después de que se celebrara una junta de vecinos extraordinaria en la que se votó que fuera relevada. 

La ley dice que cuando eso ocurre la administradora saliente tiene 10 días para entregar toda la documentación y cuentas de la comunidad, algo que no ha ocurrido, pues Van Gaalen no reconoce la validez de su cese y sigue actuando como administradora. 

"Entre los acuerdos tomados en esa junta de propietarios del día 7/05/2023, se acordó por unanimidad el cese de la actual administradora", dice la denuncia, ahora registrada para diligencias previas aunque aún no incoada. 

Así, los vecinos descontentos "se han visto en la obligación de tener que denunciar a la administradora Doña Michelle Van Gaalen para que entregue la documentación de la comunidad ya que de lo contrario es imposible llevar a efecto los acuerdos válidamente adoptados en la citada junta de propietarios", dice el texto registrado en el juzgado. 

"Los precedentes hechos pueden suponer presuntos actos constitutivos del tipo penal de estafa, apropiación indebida, administración desleal, entre otros, regulados en los arts. 248 y siguientes del Código penal, del que presuntamente es sería responsable la denunciada", advierte la denuncia. 

Ya justo después de la junta se vivieron momentos de tensión cuando la administradora saliente apareció en Cabopino y comenzó a usar el ordenador donde los vecinos sospechaban que estaba la documentación de la comunidad, tras lo que llamaron a la policía para evitar sus sospechas de que se pudiera estar sacando documentación de la urbanización.