La demanda de juguetes sexuales se ha incrementado significativamente en los últimos años. Uno de los que más popularidad ha ganado es el succionador de clítoris. Su alta demanda ha dificultado encontrarlo en tiendas e incluso estuvo agotado algunas temporadas. Este aparato, además, se convirtió en un símbolo de la libertad sexual en las mujeres, de la exploración de la sexualidad y del autocuidado.

Sin embargo, la Universidad de Cantabria ha advertido de sus peligros y de los problemas que puede provocar su uso. El curso de verano 'Avances en la prevención y tratamiento de las disfunciones del suelo pélvico', impartido por la fisioterapeuta del hospital Sierrallana Érika Riesgo en la sede de Torrelavega, ha tratado el tema de la fisiosexología —la fisioterapia en los trastornos sexuales— y cuál es el papel de los juguetes sexuales en la rehabilitación. 

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Esta tercera edición del curso ha profundizado en cómo luchar contra los trastornos sexuales y la incontinencia urinaria. La fisioterapeuta Concepción Pérez ha hablado sobre cómo mejorar el rendimiento sexual —como la eyaculación precoz o la disfunción eréctil— a través de la fisioterapia. Se intenta recuperar el orgasmo "buscando estímulos visuales y táctiles, utilizando herramientas para recuperar sensaciones, o jugando con la estimulación con aceites", ha explicado la experta.

Con respeto al papel de los juguetes sexuales en este tratamiento, Pérez ha asegurado que "el succionador de clítoris hace que lleguemos al orgasmo muy rápido", pero "lo que nosotros intentamos es llegar a un orgasmo duradero en el tiempo". Los expertos no recomiendan el uso de este aparato porque "si conseguimos un orgasmo muy rápido, al final no es bueno para el cuerpo".