Las reseñas de plataformas como Google son uno de los elementos más utilizados por los clientes para valorar a priori si un restaurante merece la pena o no. Por eso, las empresas de hostelería se buscan las vueltas para conseguir buenas calificaciones, en ocasiones hasta llegar a límites que sobrepasan lo ético, como hizo ver Alberto Chicote en la última emisión de ¿Te lo vas a comer?, en La Sexta. 

Entre otras prácticas como comprar reseñas a empresas que se dedican a eso, algunos restaurantes presionan a los camareros para que induzcan a los clientes a dejar comentarios positivos. 

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Eso es lo que contaba Manuel, un camarero que trabajó durante cuatro años y medio en una gran cadena de hamburgueserías, hasta que su jefe le despidió porque un cliente puso una reseña negativa. 

"Les comunico que el motivo de la cancelación de mi mesa no fue otro que la falta de fiabilidad, de educación y respeto que tuvieron dos de sus empleados. En definitiva, una pésima atención la que recibimos por su parte", decía la reseña, pues el cliente, según el camarero, exigió una mesa que ya estaba ocupada.

"A nosotros, nos hacían decirle al cliente que nos pusiera una reseña en Google, para que apareciéramos sobre 5. Cada semana, teníamos que pedir mínimo 15 comentarios. Si no lo cumplías, te venía el jefe y te ponía a comentar toda la semana. En vez de dar servicio o comandando, íbamos con la PDA a las mesas", cuenta el extrabajador, que además revela que ofrecían chupitos gratis a cambio de comentarios positivos. 

El trabajador y sus compañeros "vivían bajo la tiranía absoluta de las reseñas", pues su jefe estaba obsesionado con eso, escribiéndoles a sus teléfonos constantemente con comentarios sobre el tema, presionándoles.