Melisa Tuya Redactora jefe de '20minutos'
OPINIÓN

Hasta el último día

Troya, a los 16 años, en la playa de Gijón.
Troya, a los 16 años, en la playa de Gijón.
Melisa Tuya
Troya, a los 16 años, en la playa de Gijón.

He tenido la suerte de presenciar cómo envejecían a mi lado varios de mis animales, de mis compañeros de vida. Les he visto hacerse ancianos y, con ello, que lo que fuera energía desbordante se trocara en horas y más horas de sueño o que una vuelta a la manzana supusiera un esfuerzo considerable. Les he visto desorientarse con facilidad; cambiar sus hábitos; ser dependientes de varios fármacos y visitas regulares al veterinario y precisar una alimentación distinta. He fregado a diario sus pises, que eran incapaces de contener, y adaptado mis rutinas a sus necesidades.

En mi entorno, aquellos que son afortunados, han experimentado o están experimentando lo mismo. Pienso en la perrita Valentina, con sus patitas cada vez más torcidas y su corazón delicado, o en Dolby, una gata a la que la edad le ha traído aún más sueño y una absoluta indiferencia ante las visitas de los extraños.

Nos enseñan a afrontar con dignidad la vejez, la enfermedad, la discapacidad y la muerte

Somos afortunados porque cada año más a su lado es un regalo, pero también por la manera en la que nuestros animales nos enseñan a afrontar con dignidad la vejez, la enfermedad, la discapacidad y la muerte; a vivir el momento sin lamentaciones, a sacarle el máximo partido a la existencia sin remordimientos o culpabilidades.

Existe una célebre cita de William Saroyan, atribuida erróneamente a Hemingway con frecuencia, que dice, en una traducción propia que no hace justicia a la sonoridad del inglés, algo que nuestros animales saben y nos muestran a diario: "intenta tanto como sea posible estar completamente vivo con todas tus fuerzas, y cuando rías, ríe como el infierno. Y cuando te enfades, enfádate bien a gusto. Trata de estar vivo. Estarás muerto demasiado pronto". Try as much as possible to be wholly alive with all your might, and when you laugh, laugh like hell. And when you get angry, get good and angry. Try to be alive. You will be dead soon enough

Maestros de vida, si les dejamos, si les vemos además de mirarlos. Nuestra obligación, además de interiorizar su pequeña gran sabiduría innata, es estar a la altura de su final, hasta el último día. 

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