Nicki Minaj ha sido víctima de una de esas bromas de mal gusto que últimamente tanto se están dando con las estrellas y que acabó con la policía en su casa comprobando que nada de lo que les había dicho una llamada anónima era cierto.

Según fuentes policiales del Departamento del Sheriff de Los Ángeles han explicado al portal de noticias TMZ, los hechos ocurrieron a principios de este mes, cuando una persona telefoneó a los agentes de los los servicios infantiles advirtiendo de que el hijo de casi tres años de la artista estaba siendo víctima de abusos.

Ocurrió el pasado lunes 5 —si bien no había salido a la luz hasta ahora— y los agentes se personaron alrededor de las 18h en la casa de la rapera de 40 años en la urbe californiana para poder hablar con ella y con su esposo, Kenneth Petty, y comprobar el estado del pequeño.

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Rápidamente la policía comprobó que no había abuso infantil y que la llamada había sido una broma de mal gusto, denominada en inglés swatting, y de la que se están quejando los agentes, porque el objetivo siempre es obtener una gran respuesta policial en la casa de alguien famoso, suponiendo una gran pérdida de tiempo y recursos.

Además, una segunda llamada esa misma noche (a las 3.00h de la madrugada) volvió a hacer saltar las alarmas, dado que informaba, con bastante nivel de detalle, que la vivienda de la autora de éxitos como Super Freaky Girl estaba en llamas, lo que de nuevo se demostró que era completamente falso.

La práctica del swatting (en inglés la palabra swat significa "bofetón" o, como verbo, "aplastar") se está extendiendo, habiendo ya una gran cantidad decelebrities que han visto cómo lo agentes de policía se personaban en sus hogares sin ningún motivo real detrás, como recientemente le ocurría también a la influencer Madison Beer.

Sea como fuere, Nicki Minaj no quiere continuar de brazos cruzados y fuentes cercanas a ella han asegurado al citado portal que la rapera no piensa pasar por alto este episodio, por lo que ha contratado un equipo de abogados para asegurarse de que las personas detrás de la llamada sean expuestas y rindan cuentas ante la justicia, lo que podría conllevar que se enfrentasen a varios cargos en el futuro.