Dicen que el dinero no da la felicidad, y de hecho, muchos expertos advierten a los ganadores de grandes premios en juegos de azar que tengan mucho cuidado, porque es muy habitual que su vida no solo no mejore, sino que quede arruinada para siempre.
Es lo que le ocurrió al británico Keith Gogh, que en 2005 ganó un bote de más de 9 millones de libras esterlinas (10 millones de euros), y que cinco años después murió alcoholizado, solo y arruinado.
Tal y como recoge el Mirror, Gough y su esposa Louise derrocharon dinero en coches, caballos de carreras y un palco VIP de 400.000 euros en el estadio de su equipo favorito, el Aston Villa.
Pero al mismo tiempo, el nuevo millonario, que era panadero de profesión, adquirió una severa adicción al alcohol que acabó rompiendo su matrimonio y con él en una clínica de rehabilitación.
Además, Gough fue engañado por un estafador, que se cree que se hizo con al menos 1,5 millones de su fortuna, y que posteriormente fue detenido, juzgado y encarcelado tres años y medio.
Finalmente, alcoholizado, solo y arruinado, Keith Gough murió a los 58 años en el Princess Royal Hospital de Telford, apenas cinco años después de haberse convertido en millonario.
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